«Cuidadoras»: la inclusión y la ternura resisten en plena era de la crueldad


El próximo 26 de junio se estrena Cuidadoras, el documental dirigido por Martina Matzkin y Gabriela Uassouf que narra la historia de tres mujeres trans que ingresan como cuidadoras a un hogar público para personas mayores. En una hora y media, los primeros días de Luciana, Maia y Yenifer dan forma a un relato que excede la enunciación de sueños o angustias: son las protagonistas de una lucha histórica del colectivo por ser reconocidas como trabajadoras, luego de años donde casi la única opción era la prostitución. Y, también, abren para los ancianos del hogar una vía para salir de la infantilización con la que muchas veces se los trata.

“Nosotras veníamos trabajando más desde el mundo de la diversidad que desde el del cuidado o la vejez —cuenta Matzkin—. Cuando conocimos el programa de formación para personas trans y el vínculo que surgía durante las pasantías, nos pareció que ahí había una historia para contar, abrir y compartir”.

Maia Antesana, Yenifer Franco Pereira y Luciana Méndez no iban a ser las protagonistas de este documental. “Empezamos el proyecto antes de la pandemia. Habíamos hecho la investigación, conocido cuidadoras, y el hogar donde filmábamos cerró el ingreso a personas externas. Tuvimos que empezar de cero”. Las nuevas protagonistas comenzaron desde el inicio del curso de cuidadoras y entraron al hogar el mismo día. “Eso fue muy distinto”, señala Matzkin. Las tres terminaron contratadas por el hogar. “Luciana luego decidió dejar de trabajar y está planificando el viaje que menciona en la película, aunque está complicado de concretar por la situación económica”, puntualiza.

Cuidadoras se detiene en la relación singular entre las chicas trans y los ancianos. Sin eludir el conflicto, el documental evita el dramatismo y propone nuevas preguntas: ¿qué se puede construir entre quienes no están condenados a mirarse con lástima? Un colectivo cuya expectativa de vida no supera los 40 años —y que busca en estos trabajos una chance para vivir más allá de esa barrera— se vincula con personas mayores como pares: iguales con los que compartir historias.

Del otro lado, se percibe una escucha atípica: “a estas chicas realmente les interesa lo que tengo para decir”, parecen pensar los residentes. “¿Qué es la vejez cuando la expectativa de vida son 40 años y vos tenés 40? ¿Sos viejo, sos sobreviviente?”, se pregunta Matzkin. “También pensar que la vejez es algo excluido, donde muchos derechos están vulnerados. Entonces hay algo fuerte en ese encuentro.”

Una de las escenas más emotivas muestra a Maia mientras uno de los ancianos le tira las cartas y le dice que a los 48 —una edad a la que supuestamente ella no llegará— su vida cambiará.
“Entramos con muchas hipótesis, pero lo que terminó apareciendo fue otra cosa”, dice Matzkin. “Grabamos durante un año, hicimos 90 horas de material. Había mil películas posibles. Pero lo que descubrimos es que el concepto de cuidar empezó a desbordarse: ellas empezaron a cuidarse entre sí, y también les viejes a ellas. Esa paridad en la que un viejo puede cuidar a su cuidadora nos pareció interesantísima. No es una relación de poder: es un vínculo. Fue uno de los hallazgos más lindos de la peli.” Ese “si vos me dejás, yo te dejo” habilita nuevas formas de acercamiento.

“La vejez está muy infantilizada, y sacarse ese chip cuesta. Sobre todo en vejeces muy dependientes. Pero tal vez, como las chicas trans no tuvieron una relación impuesta con la vejez, no reproducen ese prejuicio”. Matzkin tiene muy claro que el contexto actual dificulta todo tipo de integración: “Se sabe que un plan económico como el de Milei apunta primero contra las diversidades, luego contra las mujeres, y por último contra toda actividad feminizada. Y a gran velocidad”.

“Nunca es suficiente”, agrega, sintetizando los años de conquistas y retrocesos. “La peli nos hizo reflexionar muchísimo sobre la vejez: la propia —una no quiere pensar en eso—, la del hogar, la de las personas trans. Un año de rodaje ahí te hace vivir cosas duras: gente que se enferma, grita, se va. Pensar en eso es algo que no hacemos, y no hacerlo es un problema. Se nos abrieron más preguntas. Estábamos hablando de futuro, de más cursos, de cómo mejorar el hogar… y de repente tuvimos que retroceder treinta pasos. En vez de proyectar, estamos defendiendo lo que ya habíamos ganado. No imaginamos que todo iba a cambiar tan rápido y con tanta fuerza”.  «

Cuidadoras

Dirección y guión: Martina Matzkin y Gabriela Uassouf. Estreno: 26 de junio. En cines.

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