Nunca es tarde para conocer el mundo que nos presenta un artista, e incluso para revisitarlo y constatar las novedades en aquellos que ya lo exploraron. Wes Anderson a lo largo de su carrera ha cosechado fanáticos y detractores, pero sigue siendo una cita obligada para los amantes del cine después de consagrados films como Los excéntricos Tenembaum (2001), El gran hotel Budapest (2014) y La crónica francesa (2021).
En esta ocasión, el director parte de un gran actor como Benicio del Toro para armar la historia de un magnate, llamado Zsa-Zsa Korda, que tiene un plan de desarrollo de una ciudad que lleva un título similar al de la película. El esquema fenicio es un proyecto que le podrá retribuir, a él y a su familia, una cuantiosa plusvalía del 5% durante alrededor de 150 años. Pero para lograrlo, deberá sobrevivir a numerosos ataques contra su vida y sortear algunas dificultades junto a su hija, Liesl. Una monja que fue criada en un convento, luego de la muerte de su madre y el abandono “involuntario” de su padre.

La secuencia inicial es de los mayores atractivos de la película, con un vuelo en avión privado comandado por un piloto que ha sido obligado a despegar sin seguir los protocolos, y un ataque masivo que termina lanzándolo a un maizal. Es el primero de muchos intentos por asesinarlo, las verdaderas razones se irán descubriendo a medida que el film avance. Y en este camino, se irá encontrando con excéntricos personajes representados por estrellas del cine estadounidense como Willem Dafoe, Scarlett Johansson, Tom Hanks, Bill Murray, Bryan Cranston, Riz Ahmed, Jeffrey Wright y, hacia el final, Benedict Cumberbatch.
De esta manera, Wes Anderson construye ambientes sumamente particulares enmarcados en una estética muy propia del realizador. Colores plenos, oscuros y brillantes, pasteles que contrastan con vivas tonalidades que equilibran la acción en pantalla. El guión como base, que realizó junto a su habitual socio Roman Coppola, se marida con la llamativa fotografía de Bruno Delbonnel y la música casi siempre presente de Alexandre Desplat.
El vínculo con la hija es una forma de revisitar algunas de las temáticas que nutrieron varias de sus producciones anteriores, como Los excéntricos Tenembaum. La familia se muestra como origen y marco de cualquier acción, pero también como un lugar seguro desde donde resolver los conflictos y al que podemos volver cada vez que tengamos la voluntad o, incluso, la necesidad. Si bien su hija es monja, para poder recibir su herencia deberá renunciar a los hábitos. La familia también, en algunos casos, es un condicionante para los deseos y proyectos personales.
Aunque si buscamos ubicar la trama de la película en la agenda de actualidad y ver qué tiene Anderson para decirnos, es claro que la centralidad se dirige hacia el vínculo de la política internacional y la economía, o mejor dicho, el capitalismo. Si bien el director ubica al film en una época y en una región específicas, parecería ser más un juego con el espectador que interacciona, a su vez, con otros recursos audiovisuales que no siempre suman al desarrollo del relato.

El magnate Korda lleva adelante una auténtica batalla con representantes de los principales países del mundo. Un empresario que pelea realmente con los Estados y sus gobiernos para defender sus intereses personales. ¿Les suena? Korda no tiene ningún temor en reconocer que ha generado hambrunas en países para obtener mayores ganancias y que para realizar su proyecto necesita esclavos. Todo esto mientras busca restablecer la relación con su hija y asegurar un futuro para sus otros ocho descendientes.
El mundo personal se mezcla con el político. Y el personaje de Benicio del Toro, perfectamente delineado, irá atravesando cada aventura y cada momento de supervivencia con temores reconocibles. En ellos es posible identificar ideas religiosas como el juicio final o las fantasías alrededor de la muerte. De la misma forma que aparecen aspectos ligados a la propia historia del personaje y la relación con su abuela, con las mujeres que pasaron por su vida y con algunos colaboradores.

Sin caer en el lugar conocido que dice que los grandes millonarios de este mundo finalmente tienen los mismos miedos que el común de los mortales, sí podemos inferir que la cultura, en cierta forma, los somete de una manera bastante similar. A lo largo de los 100 minutos en que transcurre la película se irán descubriendo las particularidades de un personaje que nos puede ser lejano, pero para el cual el director se inspiró en su propio su suegro y, tal vez por eso, nos da un resultado rebosante de humor y con detalles sumamente creativos.
El esquema fenicio es cine de autor, con un sello al que Anderson no caracteriza como un estilo sino como una forma de hacer las cosas. Consigue momentos de suma belleza y planos únicos, que más allá de contar parte de la historia, también nos insertan en una realidad donde todo es posible. Incluso explorar este universo que nos presenta para escaparnos por un momento de la oscuridad que se refleja en la experiencia diaria.
El esquema fenicio
Director: Wes Anderson. Guión: Wes Anderson, Roman Coppola. Elenco: Benicio del Toro, Mia Threapleton, Michael Cora, Riz Ahmed, Tom Hanks, Bryan Cranston, Mathieu Amalric, Richard Ayoade, Jeffrey Wright, Scarlett Johansson, Benedict Cumberbatch, Rupert Friend, Hope Davis. En cines.
