La policía italiana trabaja este lunes con drones y escáneres láser en el municipio de Garlasco para investigar de nuevo el asesinato de Chiara Poggi, ocurrido en 2007, con el objetivo de reconstruir la escena del crimen y encontrar nuevas pruebas.
Diecisiete años después, los investigadores han regresado al domicilio donde fue hallada la víctima para llevar a cabo una reconstrucción detallada de la escena del homicidio, utilizando tecnología avanzada que permite generar modelos tridimensionales precisos, incluidos los recorridos de las manchas de sangre, informó la televisión pública RAI.
Aunque el caso fue cerrado en 2015 con la condena firme de su novio, Alberto Stasi, nuevos indicios reactivaron la investigación y señalan ahora a otro posible implicado: Andrea Sempio, amigo del hermano de la víctima.
Chiara Poggi fue brutalmente asesinada cuando tenía solo 26 años, el 13 de agosto de 2007, mientras se encontraba sola en la casa de su familia, en la localidad de Garlasco.
El caso generó una gran atención mediática y desencadenó un largo y complejo proceso judicial, que concluyó en 2015 con la condena a 16 años de prisión de Alberto Stasi, novio de la víctima, quien había sido absuelto en dos ocasiones anteriores.
Stasi, que siempre se declaró inocente, cumplió la pena en la prisión de Bollate, en la provincia de Milán, y actualmente se encuentra en libertad condicional.
A pesar de la condena firme, el caso fue reabierto recientemente tras el hallazgo de nuevos elementos probatorios, como una huella de mano en la escena del crimen que correspondería a Andrea Sempio, amigo del hermano de la víctima. En marzo, la Fiscalía de Pavía lo imputó como presunto cómplice del homicidio.
El próximo 17 de junio comenzarán nuevas diligencias centradas en el análisis de ADN y huellas dactilares, en las que por primera vez se examinarán huellas halladas en cintas adhesivas y objetos cotidianos, como una caja de galletas o un envase de yogur, encontrados en la basura de la casa, según las mismas fuentes.
Las muestras serán comparadas con los perfiles de unas diez personas, entre ellas Andrea Sempio, Alberto Stasi, familiares, amigos del hermano de la víctima y los carabineros que accedieron al lugar del crimen.
La investigación también esclarecerá una huella genética mixta encontrada bajo las uñas de la víctima, que contiene material genético de dos personas distintas.
Uno de los riesgos señalados por los expertos es la posible contaminación de las pruebas, ya que al momento de levantar las huellas dactilares no se habrían utilizado pinceles individuales, lo que podría haber provocado transferencia de material entre distintos objetos.