En tiempos en que las pantallas viven y mueren al ritmo del minuto a minuto, América TV apostó por un nombre “taquillero”: Santi Maratea, influencer devenido en conductor, célebre por movilizar colectas multimillonarias con destinos solidarios tan nobles como discutidos. La idea era sencilla: ponerlo al frente de Trato hecho, el formato que en Telefe había funcionado con Julián Weich, Lizy Tagliani y Roberto Moldavsky. ¿El resultado? Un maletín vacío.
Después de un debut que parecía auspicioso, el ciclo se desinfló como tantas promesas virales: hoy apenas supera el punto de rating y ya tiene fecha de defunción. Según la cuenta @PlusRating, el viernes 19 de septiembre será el último programa. Sin comunicado oficial del canal y sin comentario del propio Maratea -silencio llamativo para alguien acostumbrado a emitir vivos interminables-, la noticia circula con la contundencia de las planillas de audiencia.
Maratea y una estructura clásica
El programa mantenía la estructura clásica: 24 participantes con maletines que contenían desde 100 pesos hasta 20 millones, y un protagonista que debía jugar con la suerte y el cálculo para quedarse con el mejor número. En la práctica, la tensión brilló por su ausencia: ni el suspenso de la apertura de maletines ni la sonrisa de Maratea alcanzaron para retener a un público que ya había visto esta película, y con actores más carismáticos.
La ironía del caso es que Trato hecho es un formato sobre la ilusión de ganar dinero, conducido por alguien que hizo de la plata su marca registrada. Maratea, que en redes se presenta como filántropo contemporáneo, arrastra detrás suyo la sombra de colectas millonarias con números que nunca terminan de cerrar, como el resonante episodio con Independiente. El mismo hombre que promete resolver problemas sociales con donaciones exprés, aquí no pudo resolver el acertijo básico de la televisión abierta: convocar audiencia.
América, mientras tanto, parece volver sobre seguro: ya promociona la enésima resurrección de Polémica en el bar, ese eterno formato Sofovich que encuentra en Mariano Iúdica a un heredero de la sobremesa escandalosa. El plan es ocupar la franja de las 22, tras el final de LAM, aunque nada fue confirmado oficialmente. A falta de ideas nuevas, el canal recurre a sus viejas glorias: el reciclaje como tabla de salvación.
La breve aventura de Maratea en la televisión abierta deja varias postales. Una: el rating no se compra con seguidores en Instagram ni con colectas millonarias. Dos: el brillo de un formato probado no garantiza éxito cuando la conducción no engancha ni despierta empatía. Y tres: América, en su búsqueda desesperada por levantar números, apostó por un personaje mediático sin trayectoria televisiva real y terminó, otra vez, con la grilla en crisis.
