Desde España, Lali Espósito confirmó algo que ya se intuía: su carrera parece no tener techo. En medio de un contexto donde gran parte del espectáculo prefiere el silencio, la cantante combina éxito internacional, discurso propio y coherencia política. Las tres fechas de su tour No vayas a atender cuando el demonio llama -en Barcelona, Sevilla y Madrid- se agotaron en cuestión de horas y reunieron a fans de toda Europa y América Latina. El cierre, en la mítica sala La Riviera, fue una celebración pop y también un gesto de posicionamiento.
Horas después del bizarro acto que el presidente Javier Milei encabezó en el Movistar Arena, donde intento cantar y se mostró visiblemente excitado mientras millones de argentinos luchan por sobrevivir, Lali publicó una historia en Instagram caminando por las calles madrileñas con una remera de su gira -que lleva la imagen de un payaso- y con su canción “Payaso” de fondo. En el video se escucha: “El truco ese que hiciste yo ya lo vi / Igual se asombran todos, ¿qué voy a hacer? / Te dije que eras bueno, uy, te mentí / Me estás vendiendo humo y se puede ver”. La coincidencia desató miles de comentarios que interpretaron el gesto como una respuesta directa a Milei y su lamentable espectáculo en el Movistar Arena.
Lali, siempre Lali
“No me callo, no lo hice nunca”, dijo hace un tiempo, y en España lo reafirmó con una mezcla de humor, potencia y letras que interpelan. En Madrid, además, contó con un público estelar. Griselda Siciliani, Luciano Castro y Leonardo Sbaraglia asistieron al show y compartieron en redes videos cantando “Lokura”, “Diva” y “Mejor que vos”. “La Reina”, escribió Siciliani en una historia que se viralizó junto a imágenes de la multitud. En el cierre, cuando Lali interpretó “Fanático” -la canción que muchos leen como dedicada a Milei-, Siciliani volvió a filmar desde la platea mientras Pedro Rosemblat, pareja de la cantante, saltaba entre el público.
Con su tour europeo y una quinta fecha en Vélez ya confirmada para diciembre, Lali Espósito atraviesa uno de los momentos más sólidos de su carrera. Pero su potencia no se limita a los números: en tiempos de autocensura y discursos ambiguos, su voz suena clara, coherente y política.
