Miranda de la Serna (24 años) es actriz casi desde la cuna. Estudió teatro con Nora Moseinco y Gaby Ferrero, y a los 9 años hizo su gran debut junto a su madre en el film Antes del estreno. A los 15 años, se subió a las tablas con la obra La burbuja. Dos años después participó de la película Amor urgente, de Diego Lublinsky, y en 2019 volvió a trabajar con su madre en el thriller Bruja. Su primer protagónico llegó en 2021 con Errante corazón, film que interpretó junto a Leonardo Sbaraglia para HBO Max y que le valió un premio Sur como revelación y una nominación a los Premios Cóndor de Plata como mejor actriz de reparto. A fines de 2022 destacó como “la novia” en Bodas de sangre, el clásico de Federico García Lorca en el San Martín.
Este año la hija de Érica Rivas y Rodrigo De la Serna protagoniza Verano Trippin, un film donde pudo explotar todo su talento a lo largo del arco dramático de su personaje.

-¿Tuviste alguna duda a la hora de elegir a qué te querías dedicar?
-No. Tuve un montón de dudas en mi vida sobre muchas cosas, pero gracias a Dios, siempre supe que quería ser actriz.
-¿Cuánto influyeron tu papá y tu mamá?
-Me enamoré de la actuación viendo a mis padres. Fue inspirador. Estuve rodeada de esto desde que me acuerdo.
-¿Qué tenés de ellos profesionalmente?
-Cada uno tiene lo suyo, pero diría que los tres tenemos capacidad para emocionarnos con facilidad. Siempre digo que somos muy llorones: un día que no lloremos juntos es un día perdido.

-¿Por qué llorás?
-Por todo. No solo por tristeza o angustia; también por felicidad o emoción. A veces hasta escuchando música.
-¿Qué música te gusta?
-De todo. Obvio, mucha milonga, tango y sonidos nacionales que me marcaron. Me encanta la música, pero mi debilidad es la actuación. Me imagino personajes que canten o toquen instrumentos, pero nunca una carrera musical propia.
-¿Tenés música para cada momento?
-Sí. Me gusta el jazz, soy fan de Amy Winehouse, pero también escucho rock, electrónica o reggaetón. Me gusta Gorillaz. Depende del día, la hora y con quién esté.
-¿Qué actividad te atrapa fuera de actuar?
-Ahora empecé a producir. Estoy terminando de editar mi propia película, que produje y actúo: la dirige mi mejor amigo, Federico Venzi. Se llama El llanto del perro.

-¿De qué se trata?
-Es de misterio y terror. Es una de mis debilidades: nos animamos a hacerla y la estamos terminando. Me descubrí como productora, algo que no sabía que estaba en mí, y lo disfruto mucho.
-¿Es un camino nuevo?
-Sí, recién empieza y siento que se vienen muchas cosas. No soy introvertida: me animo y me tiro a la pileta.
-¿Tus tres películas de terror favoritas?
–Talk to Me, de los hermanos Danny y Michael Philippou; un clásico, Viernes 13 Parte 2, Jason es único; y Midsommar, de Ari Aster, innovador y terrorífico.
-¿Cómo te preparás para entrar en personaje?
-Depende del proyecto: obra de teatro o película. A veces me doy manija, otras charlo con alguien. Antes de la toma, me gusta leer la letra y, a veces, prender un sahumerio para relajarme. Celebro cada rol dándolo todo.
-¿Cómo sería una buena celebración?
-Con buena comida: pizzas, sushi, algo que nos guste a todos.

-¿A quiénes invitarías?
-Familia o amigos: más con amigos. No soy de salir de fiesta, pero me imagino con buena música y algo para beber.
-¿Qué preferís para brindar?
-Vino blanco, medio dulzón con hielito. Whisky más entrada la noche.
–¿Siempre con buena vibra?
-Soy muy positiva. Intento encarar todo desde un lado positivo y pensar lo mejor de las personas y proyectos. Soy estricta conmigo misma: a veces dura, algo que iré trabajando.
-¿Qué te preocupa?
-La realidad, la incertidumbre que vivimos en el país y el mundo. Se hace difícil mantenerse positivo, pero es mi manera de resistir. Parece que avanza el maltrato y la violencia cotidiana, pero de la oscuridad puede surgir algo lindo. Hay que buscar la flor en el pantano. «

Ping pong con Miranda de la Serna