el nuevo desafío de Daniel Marcove

el nuevo desafío de Daniel Marcove


Actor, director y docente que el año próximo celebrará el medio siglo de su debut, Daniel Marcove se pone al frente de Ya comeremos faisán, una obra que habla de la ilusión que genera el amor, de los desengaños a los que se ve expuesto y de su persistencia por prevalecer incluso cuando todo indica que ya todo está perdido, que ahora sí es el fin. Qué otra cosa es sino hablar del teatro, arte ancestral que aparece atacado desde los recortes presupuestarios para salvar un superávit fiscal o aumentar gastos en armas, hasta por la misma inteligencia artificial. “Esa frase antológica la tenía Fidel Pintos: decía que los actores un día podíamos comer faisán y otro día comemos las plumas”, rememora Marcove.

La frase del gran comediante bien podría caber a la cultura de la Argentina, si no a la diaria de la mayoría de sus habitantes. “Claro que también es una alegoría de la difícil situación que vamos atravesando”, respalda. Sin dejar de observar que su sentido se agranda al venir de un capo del sainete, Marcove señala que “define muy bien el universo del actor, de esa criatura maravillosa que es un actor, una actriz que recorre un camino tan duro como maravilloso”. Y recuerda otra frase que lo marcó y siempre lo acompaña: “Esta carrera (en la actuación), si es carrera, es una carrera de embolsados: se mantiene pero no se cae, es de resistencia, no es de llegar a ninguna parte.” Difícilmente se consiga otra figura tan elocuente: en ese tipo de carreras se pierde por abandono antes que por caída; quien se cae no es descalificado, puede levantarse y seguir. “Por eso lamentablemente uno a los 20 años ve que hay tres mil actores y a los 70 dieciocho.”

"Ya comeremos faisán": el nuevo desafío de Daniel Marcove

Despertar de primavera fue “la genial obra de Hedy Crilla y Agustín Alezzo” que lo vio aparecer por primera vez en las tablas; así que Marcove está más cerca de ver dieciocho que tres mil. Aunque eso solo puede ser uno de los tantos espejismos a los que enfrenta la vida según cambian los años: Ya comeremos faisán —entre un cúmulo de muchas otras obras— está escrita y protagonizada por unos cuantos más que dieciocho. Y cuenta precisamente que “más allá de los avatares ellos deciden seguir luchando: el teatro no es un territorio de especuladores, sino de apasionados”. Los avatares a los que se refiere son los que atraviesan Arturo, Carolyn, Débora y Lindo, que integran una compañía de teatro de muy bajos recursos a la que el empresario Rolo Cepillo (que nunca le vieron la cara) los lleva de gira, no con lo prometido y los deja varados en el medio de la nada bajo una tormenta de nieve. Cualquier parecido con un esquema de estafa Ponzi o un candidato a presidente haciendo campaña con una motosierra no es pura coincidencia.

“El teatro es un misterio, nadie ha podido resolver esa ecuación. Por eso el teatro va a atravesar los tiempos más allá de cualquier cibernética o inteligencia artificial. No hay nada más genuino, nada más alejado de lo artificial que el teatro”, se entusiasma. En esa relación tan particular, el teatro es también un espacio refractario a la especulación. “El vínculo amoroso entre un actor o una actriz y el público es un vínculo entrañable de mucha transparencia. El público debe creer en el actor, aun sabiendo que aquello que está presenciando es una mentira, una ficción. La credibilidad de un actor -de un artista en general- es imprescindible para el amor del público.” Solo al hacer creer el cuentito, el artista gana el respeto del público. “Eso es maravilloso. Por eso hace al teatro invencible.”

"Ya comeremos faisán": el nuevo desafío de Daniel Marcove

Su propia historia, pero mucho más la del teatro en la Argentina, es muestra cabal de tal afirmación. En 1976, año en el que millones sentían en carne propia que casi todos los sueños soñados habían llegado a un final inexorable, una primavera que lo tenía como protagonista despertaba. “Yo era estudiante de Filosofía, un año muy duro para la carrera, y empecé a estudiar teatro. Inconscientemente era la necesidad de un espacio de libertad. Por eso en todo el periplo de mi camino te vas a encontrar con elecciones de materiales relacionados con la memoria, la identidad, con aquello que nos narra de una forma muy visceral. Además, tuve el honor de ser comisión directiva de Teatro Abierto. La cultura es indestructible: mientras uno tenga memoria, narre su historia, cante, baile, haga y vaya al teatro, la cultura es indestructible.”

Pese a la sensación de que cada vez nos achican más las posibilidades, nos achicharran en la manifestación de lo deseado como en el disfrute, Marcove sostiene que es “realmente curioso lo que sucede con la realidad teatral: cada vez tenés más gente formándose, un sábado tenés cerca de mil espacios de teatro, y no solo en la ciudad: tuve el honor de ser jurado en muchos lugares del país y en el pueblo más lejano vas a encontrar un grupo de teatro. El teatro es una respuesta poderosa a los tiempos abominables que venimos atravesando”. Y como toda resistencia tiene nombres propios, Marcove aporta los suyos a la batalla que dirigirá en octubre: “La obra tiene un material de una teatralidad maravillosa que cabalga entre el humor y la emoción gracias a las actuaciones de Hugo Cosiansi, Gabriela Romeo, Toto Salinas, Camila Truyol, la asistencia de Marta Barnils, la escenografía y vestuario de Alejandro Mateo, la música de Sergio Vainikoff, las luces de Miguel Morales; un equipazo”.

"Ya comeremos faisán": el nuevo desafío de Daniel Marcove

El hombre que desde hace años acuñó el saludo final de cada encuentro con un ¡Viva el teatro! no duda en afirmar que esta es una obra bisagra en su derrotero. “Es absolutamente diferente por temática y estética. Siempre está la maravillosa sorpresa de esa milésima de segundo en la que uno dice: de dónde carajo me salió esto. Y este material me permite volar a zonas expresivas y poéticas que abordé muy pocas oportunidades en el universo del teatro: aquello que tiene que ver con lo onírico, lo poético, aunque siempre en mis espectáculos ronda.” El famoso “ese no sé qué que todos saben bien qué es pero nadie sabe definir”, se le sugiere. Ríe casi en carcajada y dice: “Exacto. ¡Viva el teatro!”.

Ya comeremos faisán

Dramaturgia: Gabriela Romeo. Actúan: Hugo Cosiansi, Gabriela Romeo, Toto Salinas, Camila Truyol. Dirección: Daniel Marcove. Únicas 4 funciones, sábados de octubre a las 20 en Espacio Experimental Leónidas Barletta, Diagonal Norte 943 (CABA).



Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *