Hasta el 18 de julio, Esteban Valencia, Ángel Colque y Jonathan Coronel eran nombres desconocidos entre la nómina de más de mil empleados de la firma Nobs SA, la sociedad que comercializa la marca Carnicería Res. Trabajaban en tres de las más de 400 sucursales de la empresa repartidas en su mayoría en Capital Federal y también en la provincia de Buenos Aires. Pero ese 18 de julio todo cambió: la compañía los despidió tres días más tarde por “actitud indolente, desgano y falta de contracción al trabajo”, según el telegrama. Sin embargo, el Sindicato de Comercio tiene otra versión: denunciaron la situación como persecución laboral y despidos discriminatorios ante la secretaría de Trabajo de Nación.
Sin comisiones internas ni delegados en la cadena creada hace más de diez años, Valencia, Colque y Coronel decidieron postularse como representantes de los trabajadores. Ya lo venían conversando con sus compañeros y el sindicato envió la notificación para realizar las elecciones el 18 de julio, el día que comenzó el conflicto en la empresa presidida por Omar Onsari. “Es notoria la perversidad y la voracidad por destruir todo intento de organización gremial dentro de la empresa”, dice Sergio Ortiz, secretario de Encuadramiento y Estadística del Sindicato de Empleados de Comercio de Capital Federal y referente para los trabajadores echados. El 29 de julio, el gremialista hizo pública la denuncia contra la compañía a través de sus redes sociales. “Los vamos a reincorporar y van a ser delegados gremiales”, concluyó después de informar sobre la presentación en la secretaría a cargo de Julio Cordero.

La realidad detrás de las cuidadas fachadas que combinan azul con blanco y los pulcros mostradores es muy distinta a lo que se ve desde la calle. Los trabajadores relatan que el día a día es tedioso por donde se lo mire. Cuentan que las jornadas pueden extenderse desde las 7 de la mañana hasta las 21:30. “No tenés tiempo ni de almorzar”, describe Esteban Valencia y agrega que la multitarea es total: desde organizar el mostrador hasta despostar carne y depositar plata en un banco. Hay una conclusión entre los echados: sostienen que no hay libertad sindical en Nobs SA. Ángel lo buscó demostrar al grabar un audio de una llamada que -según señala- pertenece a Eduardo Sánchez, gerente de Recursos Humanos. “Te pusieron de delegado gremial contra Res. Eso para nosotros es una traición, acá no se puede, nunca va a haber un delegado”, se escucha en el mensaje dado a conocer en el programa de stream de Comercio. Hay otros dos audios en esa misma línea contra la organización sindical que, según indican, son de otros dos empleados jerárquicos en la cadena de carnicerías.
En la transmisión online los tres despedidos contaron el maltrato que vivieron en el comercio de carnes en el que tenían por lo menos un año de antigüedad. Los tres tienen otra cuestión en común: son padres y sostén de familias, con dos hijos cada uno. “Implantan el miedo a partir de nuestro caso”, dice Esteban en base a lo que le cuentan los compañeros que siguen trabajando. “Queremos que estas cosas, el maltrato y el acoso, no pasen más. Todos tienen miedo de contar qué pasa en la empresa, pero nosotros no”, sostiene Ángel para darle sentido a su pelea. Sergio Ortiz refuerza la idea: “El objetivo es volver a tener representación gremial y denunciar a esta empresa perversa que atenta contra las condiciones de trabajo”.
La imagen de la carnicería
La historia de Nobs SA que se puede encontrar en Google es la del éxito emprendedor. Todo comenzó con una carnicería familiar en Villa Urquiza que, en 2014, empezó a expandirse con sucursales. “RES es mucho más que una cadena de carnicerías. Es la reivindicación de un oficio, la valoración del servicio y las ganas de elevar las expectativas de cada uno de nuestros clientes”, se lee en el portal oficial. Tiempo se puso en contacto con la empresa a través de sus canales de comunicación sin obtener respuestas hasta el momento de publicar esta nota.
Sin embargo, Ortiz señala todo tipo de ataques contra los trabajadores y sus condiciones. La era desreguladora de Javier Milei es todavía peor. Esta semana, por ejemplo, sumaron una denuncia en Trabajo por falencias en Seguridad e Higiene: sin protección, un trabajador de una sucursal cayó de una escalera empinada mientras bajaba pollos y tuvo distintas lesiones. En paralelo a toda esta angustia, Ortiz asegura que gran parte ya no tolera la falta de derechos y marca un cambio de rumbo de la patronal. “Cada vez más intentan que los locales propios se conviertan en franquicias. Así se ahorran el conflicto gremial. Si comprás una franquicia, también comprás estos problemas”, describe para ver un poco más allá del supuesto modelo de negocios de la empresa.
