El estancamiento de la actividad económica fue confirmado por el Indec, que informó que el Producto Bruto Interno (PBI) retrocedió 0,1% en el segundo trimestre en comparación con los tres meses previos.
El dato pone fin a una racha de tres trimestres consecutivos con mejoras de 3,6%, 2,2% y 0,9%. Por ese motivo, en la medición interanual la variación sigue siendo positiva (6,3%).
#DatoINDEC
El producto interno bruto (#PIB) creció 6,3% interanual en el 2° trimestre de 2025 y cayó 0,1% respecto del período previo https://t.co/GApcHKFcjC pic.twitter.com/mCsOtOaTZ6— INDEC Argentina (@INDECArgentina) September 17, 2025
Ese número, en apariencia elevado y reflejo de una economía con crecimiento vigoroso, no se corresponde con la medición desestacionalizada que detectó la falta de empuje que mostró la actividad después del verano.
Al respecto, el Indec estimó que en cuanto a la demanda, tuvieron una caída trimestral, en términos desestacionalizados, las Exportaciones, con -2,2%; el Consumo privado, con -1,1; y la Formación bruta de capital fijo, con -0,5%. Por otro lado, el Consumo público crece 1,1%.
Esa foto más cercana en el tiempo empañó otra que al gobierno le hubiese gustado mostrar: una fuerte mejora interanual con relación al mismo trimestre del año pasado, sustentada en la mayor inversión (+ 32,1%), el auge de la actividad financiera (26,7%) y la recuperación del rubro Hoteles y restaurantes (+17%). Todos estos números son posibles gracias a la bajísima base de comparación que había quedado en el segundo trimestre de 2024, después de la devaluación y el mega ajuste inicial que aplicaron el presidente Javier Milei y el ministro Luis Caputo.
La falta de dinamismo de la actividad, un problema que viene aquejando desde hace bastante tiempo a la economía local, se potenció en los últimos meses ante la fuerte caída en el nivel salarial de los trabajadores y los sectores populares, lo que recortó drásticamente la demanda. A ello se suma la decisión del gobierno de insistir con el ajuste fiscal y el recorte del gasto (la famosa motosierra) y mantener una política monetaria contractiva, lo que elevó la tasa de interés y dificultó la concreción de proyectos productivos.
Horizonte sombrío
Los números podrían ser todavía más contundentes en el próximo trimestre, cuando se conozca el efecto de la suba del dólar (casi 25% en los últimos dos meses) y de la tasa de interés, que volvió prohibitivo el acceso al crédito por parte de las empresas.
Un ejemplo de ese cuadro lo da el pronóstico pesimista que entrega el Indice Líder, el indicador que elabora la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) en base a datos como la recaudación impositiva, los precios de las acciones, de la soja, los agregados monetarios, las ventas de autos a concesionarios, los despachos de cemento y otras series de lo más variadas.
Según ese índice, en agosto la mayor parte de esos datos confluyeron de manera negativa y provocaron que, ejercicio estadístico mediante, la posibilidad de entrar en un ciclo recesivo de la economía pasara de 56% en julio a 98% el mes pasado. El próximo informe del Indec dirá si ese mal augurio se verifica en la realidad.