–¿Por qué Argentina de nuevo, Bernard?
–¿Por qué no?
La repregunta es instantánea. Bernard Fowler disfruta realmente estar en el país y lo explica un poco más: “Me gusta estar en Argentina, tengo muy buenos amigos acá. Y porque Argentina ama el rock and roll”. Piensa, cómo si pudiera encontrar alguna otra razón para ampliar su respuesta. Pero reafirma lo dicho: “Tiene que ser la gente. La gente y mis amigos. Eso es lo más importante para mí en Argentina. Me encanta la comida, claro, pero creo que por mis amigos y la gente”.
A tres años de sus últimos dos conciertos en el Teatro Vorterix, en abril y septiembre de 2022, el vocalista estadounidense se prepara para brindar un nuevo espectáculo, esta vez en el Teatro Broadway de la calle Corrientes, el próximo 1° de octubre, junto a reconocidos y destacados músicos argentinos: el Zorrito Von Quintiero en bajo, Pilo Gómez en guitarra y coros, Gonzalo Lattes en guitarra, Melena Sánchez en batería y Pehuen Innocenti en teclados.
El repertorio estará compuesto mayoritariamente por los conocidísimos éxitos de los Rolling Stones, la banda que lo abrazó como corista principal para la gira que acompañó el lanzamiento de Steel Wheels, allá por 1989, y de la que nunca más se separó.
Además, participó y produjo discos junto a Mick Jagger, Keith Richards, Charlie Watts y Ronnie Wood, en sus trabajos por separado, y la lista de artistas continúa más allá de la órbita Stone: Willie Nelson, Sly & Robbie, Bootsy Collins, Bernie Worrell, Duran Duran, Herb Alpert, Bonnie Arit, Stevie Salas, Dave Abbruzzese (Pearl Jam), Joe Elliot (Def Leppard), Ivan Neville, Waddy Wachtel, Doug Wimbish, Darryl Jones, Lisa Fisher, Steve Lukather y Simon Phillips (Toto) entre otros.
Pero vale la pena contar algo más de este notable vocalista neoyorquino que dio sus primeros pasos en una banda de salsa, pero que se destaca cuando se sumerge en el funk, en el soul, en el pop y, claro, en el rock and roll. Porque no cualquiera logra cautivar a Jagger, a quien se lo presentaron para que trabajara en lo que luego fue She’s The Boss (1985), el primer álbum como solista del frontman de los Stones.
En esta entrevista con Tiempo, Bernard Fowler recorre su carrera, cuenta sus proyectos y repasa, por supuesto, vivencias junto a la banda de rock más grande de la historia.
–Me gustaría empezar hablando de tus comienzos. Más allá de que tu carrera está ligada a los Rolling Stones, antes de conocer a Mick Jagger tuviste que haberte construido como artista, como cantante. ¿Cómo comenzó la historia de Bernard?
–Oh… cantando en mi casa. Y cantando en la escuela, en el coro de la escuela. Pero en ese momento, no pensaba en mí mismo como alguien que pudiera vivir de cantar. Un buen amigo mío, que falleció la semana pasada, el tipo que me descubrió, me escuchó cantar en la calle y me pidió que hiciera una audición para su banda. Lo hice, y una semana después ya estaba en el estudio de grabación. Aun así, todavía no sabía que quería cantar. Después de pasar algunos años con esa primera banda, me fui. Y lo siguiente para mí fueron los New York City Peach Boys. Durante esos años conocí a Bill Laswell, trabajé con él y con Michael Beinhorn en una banda llamada Material. Ellos fueron quienes me presentaron a Mick… y el resto es historia.
–¿Qué recordás de 1984? Funky Metro, Odeon. ¿Te suena?
-Con B-Side. Fue una época interesante. Eso fue justo después de los Peach Boys. Y estaba haciendo mucho trabajo, otra vez con Michael Beinhorn y Bill Laswell, para Celluloid Records. Un buen amigo que trabajaba ahí, Bernard Zekri, salía con B-Side. Y él tuvo una idea para una canción, sabés… Era el comienzo del rap, en realidad. Tuvo la idea de una canción y me pidió que fuera a cantar. Y canté algo en francés. Yo no hablo francés, así que lo aprendí fonéticamente. Grabamos la canción y fue un gran éxito en Francia.
–Varios años después, ya con los Stones, llegó Nicklebag…
—Nicklebag fue en 1996, sí. Creo que había vuelto a Nueva York después de producir un disco para Ronnie Wood. Ahí conocí a Stevie Salas. Grabamos una canción, hablamos y armamos Nicklebag. Para mí fue uno de mis proyectos favoritos y más sólidos en los que participé. Estaba muy orgulloso de ese trabajo.
–¿Y ahora? Cuando te preparás para subirte al escenario con los Rolling Stones, ¿cambia tu ritual respecto a cuando te subías o vas a subir a un show tuyo? ¿Cambia la preparación, la técnica?
-No, no tuve que cambiar mucho. No demasiado. Ya era fan de los Rolling Stones, así que ya conocía la música. Solo necesitaba estar en la situación. Sí, tuve que prestar un poco más de atención a cómo canta Mick, pero eso fue todo. Ya venía trabajando mucho y en un alto nivel antes de los Rolling Stones, así que estaba en forma y listo para hacerlo.
–El primer disco que te regaló tu padre fue justamente 12×5 de los Stones.
–Sí, ese fue el primer disco.
–De esa época, cuando empezaste a escuchar canciones ¿hay alguna que disfrutes más que otra a la hora de cantarla?
–No particularmente. Si tengo que decir una, de 12 x 5, la que más recuerdo es Time Is On My Side.
–¿Cuál fue la primera canción que ensayaste con los Rolling Stones?
–Con los Stones… no lo recuerdo exactamente. Creo que en mi audición para Mick Jagger canté Start Me Up, Jumpin’ Jack Flash, Miss You y otra más. Fueron cuatro canciones, pero recuerdo tres de ellas.
–¿Cuál es tu momento favorito con los Rolling Stones?
–Probablemente cuando estoy en el escenario con ellos. Porque no solo canto para ellos: soy fan de los Rolling Stones. Así que mi momento favorito es poder ver el show desde ahí arriba.
–¿Hay algún momento especial que recuerdes más?
–El primer show. La primera gira, Steel Wheels, en Filadelfia. Recuerdo que se cortó la electricidad. Estábamos tocando Shattered, y después de dos o tres minutos, todo se apagó. Nunca volvimos a tocar esa canción en esa gira. Otro momento inolvidable fue en River Plate, en Argentina, cuando todos saltaban al mismo tiempo y el estadio entero temblaba. Y también en Brasil, en Río, fue increíble.
–Tu último disco Inside Out, de 2019, reversiona canciones de los Stones de una forma muy distinta y única. ¿Mick y Keith lo escucharon? ¿Qué dijeron?
–-Para serte sincero, nunca les pregunté. Porque lo importante para mí era que a mí me gustara, y que a la gente que lo descubra también le guste. Si a ellos les gusta o no, no lo sé. Nunca me lo dijeron y nunca lo pregunté. Pero creo que sí les gustó.
–¿Qué hacés cuando no estás de gira? ¿Qué hay de Bernard Fowler sin la música?
–Nada más… Tal vez pescar.
–¿Dónde?
–Donde sea: en el Pacífico, el Atlántico, el río Blackfoot en Montana, entre Carolina del Norte y Virginia… Donde haya peces, voy.
–¿Entrenás?
–Sí, hago pilates tres veces por semana y dos días voy al gimnasio a levantar pesas. Tengo que mantenerme en forma: mi cuerpo es mi instrumento, tengo que cuidarlo.
–¿Tocás algún instrumento?
–No, no realmente.
–¿Y cómo componés?
–Normalmente me viene primero a la cabeza. Empiezo cantando una melodía que me aparece en la cabeza, y después trato de ponerle música alrededor de esa melodía.

Las raíces africanas del tango
–La última vez que estuviste en Argentina hablaste de un documental y de un proyecto de tango…
–Sí. Lo dejé durante un año entero, tuve que alejarme porque era demasiada información y me estaba agotando. Después lo retomé y me di cuenta de lo especial que era. Lo escuché con oídos nuevos y con más claridad. Volví a grabar casi todas las voces y ahora estoy muy contento con el resultado. La grabación está casi terminada. El documental sigue en proceso, pero la grabación está casi lista. Espero que los fans del tango en Argentina puedan escucharlo, entenderlo y amarlo.
–¿Hay una fecha prevista de lanzamiento?
–No, aún no. No hay fecha de salida. Todavía no se lo hice escuchar a nadie, ni a discográficas. No está listo aún para que lo escuchen, pero pronto…
–¿Cómo descubriste la relación entre el tango y la cultura africana?
–Lo busqué en Google… leí sobre las raíces africanas del tango. Había personas negras que participaron en la creación del tango. Y empecé a leer y hablar con Pilo sobre eso. Y había cosas que él, siendo argentino, no sabía. Eso me pareció increíble y me hizo sentir que era aún más importante hacerlo. Al principio solo quería hacer un disco, no un documental. Pero al descubrir esa información histórica sobre Argentina, decidí que era necesario hacer también el documental, porque creo que todos deberían conocer la historia de su país. Mucha gente acá me ha dicho: “No tenemos personas negras en Argentina”, y eso me parecía muy extraño. Caminaba por las calles y no veía gente negra, y no lo entendía, porque Brasil está acá nomás. Después leí que en un momento, casi el 40% de la población de Argentina era afrodescendiente. Eso me impactó. Por eso decidí hacer el documental: porque todos deberían conocer esa historia.