“Chori Slim y Vacío Fatboy”. El cartel tatuado a mano en blanca tiza puede verse en una parrilla a pasitos del Movistar Arena. Fiebre de viernes por la noche en la ciudad de la furia. Son miles los fieles del dancefloor que peregrinan hasta Villa Crespo para bailar en éxtasis como si no hubiera mañana. ¿Lo habrá entre el dólar explotado y el riego país al rojo vivo? Qué importa, bailaremos en el Titanic. Será una misa electrónica encabezada por el desaforado Norman Cook en las tierras del fallecido papa Francisco. Comulguen, hermanos y hermanas. Dios es un DJ.
Apretados, macrodancing. En el campo se pelea cuerpo a cuerpo por cada metro cuadrado. No cabe ni un alfiler. Antes del plato fuerte, pasaron la local Victoria Whynot y el brasileño Beltran por las tablas. La popular y las plateas quedaron en llamas.

Foto: Arnedo-Dusserre/HiST. Entertainment Makers
Fatboy Slim juega de local en estas pampas luego de tantas derivas gauchas: festivales, discos y playas fueron escenario de sus legendarias fiestas. La hinchada agita abanicos y las manos antes de su salida al ruedo. Con puntualidad británica, a las diez arranca su faena el hombre de 62 pirulos sobre el loma que hizo estallar el big beat a finales de los duros años noventa. Suena la intro del clásico de clásicos “Praise You”, luego la voz de Freddy Mercury y su “Don’t Stop Me Now” y no hay más vuelta atrás. Cook le darán duro y parejo a las bandejas. Electrónica para estadios.

Foto: Arnedo-Dusserre/HiST. Entertainment Makers
Dosis parejas de house, acid, breakbeat, actitud rockera y mucho más suenan desde los parlantes. Hits para todes, con los tesoros del cardinal You’ve Come a Long Way, Baby al frente. En las pantallas corpulentas desfilan la crema y nata de la contracultura pop. Un ponche de ácido lisérgico visual: William Burroughs, Hunter S. Thompson, Lennon, Ali, Warhol, Bill Murray… Esqueletos, pastillas, pistas de baile funky épicas y un cielo de diamantes. Humos, láser, fuego: experiencia inmersiva regala Fatboy Slim con su eterna música para pastillas.

Foto: Arnedo-Dusserre/HiST. Entertainment Makers
En patas, camisa hawaiana y crestita Trainspotting, solo con su alma, el DJ es un arengador incansable. Un espectáculo aparte de su música. La fiesta personificada.
¿Giño argento? Cook se despacha con “Niño Gordo Flaco” de Wos y Catriel. ¿Querés más? Suena al palo “Hablando a tu corazón” de Charly García y todo el mundo queda en éxtasis. La vuelta a “Praise You” y otros himnos del DJ. Para bailar hasta el fin de la noche. Y más allá.