“Después de salir a caminar con mi perro y sin teléfono vuelvo siendo una mejor persona”

“Después de salir a caminar con mi perro y sin teléfono vuelvo siendo una mejor persona”


Es una actriz de toda la cancha. Despliega su talento en teatro, cine, televisión y streaming. Marina Bellati pasó por Polka, aquella máquina de construir ficciones, y este año brilló en dos series muy celebradas: Envidiosa y Viudas negras.

Estudió Letras y vivió un tiempo en España. Una clase de teatro a los 15 años le dio una información precisa: actuar era lo que más le gustaba en la vida. Desde entonces nunca paró.

En enero volverá al teatro,  en el Picadero, junto a Rafa Ferro y Martín Slipak.

-¿Cómo fue tu infancia?
-Exótica, lúdica, libre, en contacto con la naturaleza y atravesada por realidades socioeconómicas distintas. Yo era de clase media, me vinculaba con compañeras de clases altas y mi papá tenía otra realidad. Eso me dio mucha perspectiva.

-¿Cómo supiste que querías actuar?

-Haciéndolo. Yo vivía en Don Torcuato y en esa época no era fácil llegar a la ciudad, donde estaban los teatros. Mi mamá es amiga de Inés Estévez y ella le recomendó que fuera a la escuela de Nora Moseinco. A los 15 fui a mi primera clase y fue epifánica. La recuerdo al día de hoy.

-¿Qué te inspira para trabajar?

-Soy poco metódica, me considero intuitiva. Me gusta mucho trabajar con los otros, incluso con el equipo técnico. Por eso no soy actriz de unipersonales ni de monólogos.

Ping pong con Marina Bellati: “Después de salir a caminar con mi perro y sin teléfono vuelvo siendo una mejor persona”

-¿Qué aprendés de tus personajes?

-Siempre aparece algo. Ponerse en los zapatos de otra persona deja perspectivas nuevas. Y también aprendizajes concretos: en Chau, Buenos Aires aprendí a bailar tango. En una serie de policías, a disparar. ¡Cosas fundamentales muy útiles para la vida cotidiana! (risas).

-¿Qué es lo mejor de actuar?
-El juego. Es un lujo poder salir del mundo un rato, construir una ficción y ofrecerle al público un recreo del mundo. Me parece una tarea muy noble. No soy médica, pero me tomo la tarea con esa seriedad.

Ping pong con Marina Bellati: “Después de salir a caminar con mi perro y sin teléfono vuelvo siendo una mejor persona”

-¿Y lo peor?

-Perder el anonimato, aunque ahora lo sufro menos. Y la inestabilidad: vivo de esto hace mucho, pero es difícil en un país con la industria cultural tan castigada. Tengo amigas y amigos muy talentosos sin trabajo. Eso duele.

-¿Se siente más ahora?

-Sí, hay una saña direccionada hacia la cultura. Por suerte nunca dejamos de hacer cosas: en cualquier sótano se está gestando una obra. Pero tiene que haber dinero para creadores, para cineastas que empiezan. La cultura genera identidad: necesitamos hablarnos a nosotros y no solo consumir ficciones estadounidenses.

Ping pong con Marina Bellati: “Después de salir a caminar con mi perro y sin teléfono vuelvo siendo una mejor persona”

-¿Por qué hay tan buena comedia en la Argentina?

-Porque el humor es supervivencia y los argentinos sabemos mucho de eso. Viví tres años en España: allí presentabas un proyecto y te daban un subsidio. Acá tenés que ser Shakespeare… y ni siquiera. El humor está a mano porque lo necesitamos. Aunque  no es nada gracioso salir a la calle y ver tanto dolor.

Ping pong con Marina Bellati: “Después de salir a caminar con mi perro y sin teléfono vuelvo siendo una mejor persona”

-¿Tu trabajo es más mental o físico?

-Depende. No sé si llamarlo mental, porque hay mucho de intuición y de experiencia. Es un trabajo humano, con los sentidos abiertos y permeables. También mental, pero sobre todo es un oficio de humanidad.

-En Viudas negras hiciste una cheta anti Derechos Humanos. ¿Cómo la construiste?

-No la entiendo ni la justifico. Digo a través de ella lo que piensa cierta gente. Está un poco  exacerbada, pero esa gente existe, no es marciana. Me río de eso, le pongo luz a las atrocidades.

Ping pong con Marina Bellati: “Después de salir a caminar con mi perro y sin teléfono vuelvo siendo una mejor persona”

-¿Qué te hace reír?

-Soy muy risueña, muy tentada. Lo orquestado no me hace gracia. Me río de pavadas. Lo que más me hace reír son mis amigos. Y mi mamá, que es muy graciosa.

-¿Y qué te aburre?

-La solemnidad. La gente solemne o sin distancia de sí misma me liquida. Algunas personas me aburren, otras me irritan. Igual, trato de no aburrirme mucho.
-¿Lográs aburrirte en este mundo tan loco?

-No me aburro. Camino dos horas con mi perro, leo un libro. Soy analógica. Estudié Letras, soy bicho de biblioteca. Puedo estar sin hablar mucho rato. Me gusta la contemplación. Necesito esos momentos.

-¿Un libro al que siempre vuelvas?

-Leo varios a la vez. Ahora estoy con Los Oesterheld; terminé Rengo yeta, de César González, que me encantó. Leí Agujas, un poemario hermoso de mi amigo Rafa Ferro. Descubrí a Adriana Riva, que es de mis escritoras favoritas. Me gustan la poesía, la novela y la crónica. No los cuentos.
-¿Qué te da calma en momentos de inestabilidad laboral?

-El cine. Si no trabajo, voy dos o tres veces por semana con mi amigo Diego Gentile. Y los libros. Encuentro la calma rápido: después de salir a caminar con mi perro y sin teléfono vuelvo siendo una mejor persona. «

Ping pong con Marina Bellati: “Después de salir a caminar con mi perro y sin teléfono vuelvo siendo una mejor persona”



Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *