50 años de “Wish You Were Here”

50 años de “Wish You Were Here”


En 1975, Pink Floyd entró a Abbey Road con una mochila difícil: superar The Dark Side of the Moon. No había dirección clara y el clima era árido. Roger Waters, en entrevistas posteriores, habló de un “vacío creativo”. David Gilmour lo llamó directamente “un momento de desorganización absoluta”. Ese bloqueo inicial derivó en largas jornadas de improvisación, fragmentos desechados y un proceso de grabación mucho más lento que lo habitual.

La ingeniería corrió por cuenta de Brian Humphries, que ya había trabajado con la banda en giras. Se utilizaron consolas EMI TG12345 y multipistas de 24 canales, lo que permitió un diseño sonoro más ambicioso. Wright expandió su arsenal con sintetizadores VCS3 y Minimoog, que en “Welcome to the Machine” crean un entorno metálico casi opresivo. Gilmour, en cambio, experimentó con micrófonos de ambiente para darle a la guitarra un eco cavernoso en “Shine On You Crazy Diamond”.

Cómo Pink Floyd convirtió la ausencia en inspiración: 50 años de "Wish You Were Here"

“Shine On You Crazy Diamond”: de riff a suite

La piedra angular del disco es una suite de nueve partes construida en torno a cuatro notas de guitarra de Gilmour, que funcionan como leitmotiv. La estructura se armó grabando secciones por separado, luego unidas en la mesa. El uso de coros, saxo (Dick Parry) y sintetizadores expansivos aporta capas que transforman un riff minimalista en un mosaico de 25 minutos. Su carácter elegíaco se completó cuando apareció Syd Barrett en el estudio, irreconocible, como si la música hubiera invocado su fantasma.

“Have a Cigar” nació de la decisión de Waters de satirizar a la industria musical. La voz la grabó Roy Harper, tras múltiples tomas fallidas de Gilmour y Waters. Se registró con un Neumann U87 y un proceso de reamplificación que le da ese tono crudo, casi sarcástico. “Welcome to the Machine”, por su parte, está construida sobre capas de sintetizadores modulados y ruidos de cinta: un collage sonoro que remite tanto a Kraftwerk como a la alienación laboral.

Cómo Pink Floyd convirtió la ausencia en inspiración: 50 años de "Wish You Were Here"

La intro de “Wish You Were Here” fue registrada a través de un altavoz de radio para simular la experiencia de escuchar un tema desde lejos. El truco técnico —grabar primero un demo en casete, pasarlo por un parlante mono y microfonearlo en la sala— le dio ese sonido “lejano” antes de que entrara la guitarra acústica real. Esa transición de lo distante a lo íntimo es clave para entender el pulso emocional del disco.

La grabación dejó claro que Waters ya era el principal conceptualizador, aunque la música de Gilmour fue indispensable para dar forma al disco. Wright aportó atmósfera pero reconoció sentirse desplazado, mientras Mason se limitó a sostener lo justo y necesario. El éxito posterior -número uno en Reino Unido y EE.UU.- no disipó esas tensiones: Wish You Were Here fue tan celebrado como desgastante.

Cómo Pink Floyd convirtió la ausencia en inspiración: 50 años de "Wish You Were Here"

La reedición técnica del 50º aniversario

El 12 de diciembre de 2025 saldrá una reedición en caja de lujo con mezcla en Dolby Atmos, demos inéditos, rarezas de estudio y 16 tomas en vivo grabadas en Los Ángeles por Mike Millard en 1975. Habrá un LP con las versiones de Wembley 1974, un Blu-ray con tres films de la gira y un cortometraje de Storm Thorgerson, más un libro de fotos y un cómic del programa original. Para ingenieros, músicos y fans, será una oportunidad de redescubrir no solo la obra terminada, sino el proceso técnico detrás de una de las cumbres del rock progresivo.



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