Netflix destapa “La casa Guinnes”

Netflix destapa “La casa Guinnes”


La casa Guinness inicia su relato en el siglo XIX, con la muerte del patriarca familiar y las tensiones entre sus cuatro hijos por el reparto de la herencia y la administración de la cervecería en pleno crecimiento. La planta, ubicada en Dublín, Irlanda, era entonces sede de una de las industrias más importantes del Reino Unido y tenía una mirada particular sobre los deseos independentistas irlandeses.

Como una de las corporaciones más influyentes de la época, la compañía estrecha lazos con los altos mandos de la política y enfrenta desafíos en torno a demandas sociales a las que el gobierno no logra dar respuesta. Son tiempos de hambrunas y epidemias que golpean a gran parte de la población.

En ese marco, Arthur -el hermano mayor, encarnado por un sagaz Anthony Boyle- y Edward -interpretado por Louis Partridge- son los elegidos en el testamento para gerenciar la cervecería Guinness. No tendrán margen de deliberación: el padre dejó en claro que, si no se hacían cargo de la empresa, perderían todos sus bienes.

Sexo, poder y cerveza: Netflix destapa "La casa Guinnes"

Esto impacta en los planes de Arthur, que proyectaba seguir viajando por el mundo mientras mantenía encuentros con otros hombres a escondidas, en un contexto en el que la sexualidad estaba restringida por ley. Su carácter, sumado a las traiciones familiares, hará que su vida se complique cada vez más.

Situación similar viven los dos hermanos que lo suceden: Anne (Emily Fairn) queda atrapada en un matrimonio infeliz, ya que su padre estipuló que, por ser mujer, no debía recibir bienes familiares y debía ser mantenida por su esposo. Benjamin (Fionn O’Shea), por su parte, es un joven endeudado y con múltiples adicciones, incapaz de encontrar su lugar en un entorno familiar de escasa tolerancia.

La serie inglesa aborda así temas ligados a la política, con una mirada particular sobre la justicia social y los entornos clasistas, al tiempo que pone en primer plano problemáticas que hoy forman parte de la agenda pública: la opresión de las mujeres a lo largo de la historia, su rol en la política y en el mundo corporativo, y otras cuestiones vinculadas al género y la sexualidad.

El realizador Steven Knight logra una puesta en escena imponente, con extremo cuidado por los detalles de época, aunque la serie exhibe ciertos puntos débiles: la trama por momentos se resiente y la narración sufre desprolijidades en los saltos temporales. En algunos pasajes, la acción dramática no acompaña a la cuidada estética de esta superproducción.

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Las actuaciones más destacables son las de Anthony Boyle y James Norton, este último en la piel de Rafferty, un personaje secundario con gran presencia, encargado de la fuerza de choque de la familia Guinness y envuelto en una relación extramatrimonial con la esposa de uno de los hermanos.

Al igual que sucede hoy en entornos de poder, los hermanos se ven obligados a formar familias por conveniencia y a emprender una carrera política para alcanzar cargos que favorezcan a la empresa. Un esquema que, según muestra la serie, se repite desde hace siglos.

La casa Guinness es uno de los estrenos del mes en Netflix, con ocho capítulos de alrededor de cincuenta minutos. Basada en historias reales de la familia, es recomendable tanto para los amantes de las series de época como para quienes deseen conocer los antecedentes de la marca Guinness.

La casa Guinness

Dirección y guion: Steven Knight. Elenco: Anthony Boyle, Jack Gleeson, Louis Partridge, James Norton, Niamh McCormack, Emily Fairn, Danielle Galligan y Dervla Kirwan. Disponible en Netflix.

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