La crisis económica golpea de lleno al agro argentino, con la suba de costos, la caída del consumo, la concentración de tierras y el debilitamiento de políticas públicas que conforman un escenario que expulsa a pequeños y medianos productores.
Este diagnóstico atravesó el conversatorio “Diálogos de la tierra”, realizado en FLACSO Argentina, donde dirigentes cooperativos, organizaciones campesinas y autoridades bonaerenses coincidieron en que el debate es estructural, porque está en disputa “si el futuro del agro quedará en manos de corporaciones exportadoras o de un entramado diverso de productores y comunidades que garanticen alimentos y arraigo”.
Javier Rodríguez, ministro de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires, advirtió que la Argentina atraviesa “una crisis producto de un modelo y unas políticas de ajuste ortodoxo hostiles para los sectores productivos”. Las organizaciones campesinas y cooperativas coincidieron en ese diagnóstico.
Juan Rossi, presidente de la Federación de Cooperativas Federadas (FECOFE), señaló que al país “le quedan muy pocos pequeños y medianos productores, lo que empuja a la desaparición de los pueblos”, y sostuvo que es “urgente poner un freno y cambiar el rumbo”. Desde su experiencia, explicó que la organización colectiva aparece como única salida.
Recordó que su federación está presente en 13 provincias con productores de yerba mate, cítricos, arroz, frutas finas, ganadería o apicultura y “todos ellos sostienen el alimento cotidiano de los argentinos, pero hoy enfrentan problemas de rentabilidad similares a los de la década del noventa”.
La postal de la crisis se refleja en los territorios. Nahuel Levaggi, referente de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), relató que en Santiago del Estero “un compañero tuvo que pasar la rastra a 20 hectáreas de zanahoria, medio millón de kilos de comida, porque no podía venderla. Es el símbolo de esta injusticia: por un lado, hambre en los barrios y comedores sin asistencia; por el otro, pequeños productores obligados a destruir alimentos”.
El dirigente, también referente de la Mesa Agroalimentaria Argentina (MAA), fue categórico al denunciar que existe un plan de negocios del gobierno nacional para concentrar la riqueza en los sectores especulativos. “Los que producimos alimentos para el pueblo quedamos afuera. El desafío hoy es no desaparecer, organizarnos para resistir y garantizar canales alternativos de comercialización”, detalló Levaggi.
En la misma línea, Rossi cuestionó la matriz financiera que limita cualquier posibilidad de desarrollo y recordó que el sistema actual de crédito, aún regido por un decreto de la dictadura, impide a pequeños productores o cooperativas acceder al financiamiento. El dirigente también integrante de la MAA, aseguró que “es imposible sostener la producción en tiempos de recesión y sin crédito no hay arraigo ni industrialización posible”.
Repensar la política de tierra

Desde el Estado provincial, Rodríguez sostuvo que “hay un proceso de concentración mucho más acelerado que en otros momentos, ya que a la política macroeconómica hostil se le suma el abandono de las políticas sectoriales y la paralización de la obra pública. Todo eso favorece a los grandes y expulsa a los medianos y chicos”.
Frente a ese escenario, remarcó que la provincia busca sostener un camino alternativo, con más productores que fortalezcan cooperativas, diversifiquen producciones y agreguen valor localmente. Enfatizó que no alcanza con exportar materias primas y que “el agro debe ser motor de desarrollo local, empleo y acceso a la alimentación”.
La discusión sobre la tierra atravesó el debate. Rossi recordó que los alquileres de campos funcionan como en la ciudad, con contratos anuales y remates que imposibilitan el arraigo. “La agricultura se volvió un sistema parecido a la minería extractivista y concentrada. Es urgente repensar la política de tierra si queremos un país ocupado por su propio pueblo”, advirtió.
Levaggi, por su parte, sumó ejemplos de organización popular frente a la adversidad, desde la yerba mate cooperativa “La Soberana” en Misiones hasta experiencias de esquilas comunitarias en comunidades mapuches del sur. “Nuestra práctica es construir alternativas todos los días. No decimos lo que estaría bueno que pase, lo hacemos”, aseguró, aunque advirtió que sin políticas públicas que acompañen la batalla es desigual.
Rodríguez coincidió en la necesidad de esa articulación entre Estado y organizaciones y afirmó que las políticas públicas “no se diseñan en un escritorio, sino en el territorio, con los productores, con las cooperativas y con los intendentes”. Solo así, dijo, es posible frenar la concentración y generar oportunidades en cada pueblo.
Para los organizadores del conversatorio “Diálogos de la tierra” que es parte del convenio de colaboración entre la FLACSO Argentina y la UTT, estas instancias permiten visibilizar un debate existente “entre la concentración y la organización, entre la especulación financiera y la producción de alimentos, se juega el presente y el futuro del campo argentino”.