En su nuevo trabajo, Fransia consolida una búsqueda musical que recorre el terreno de lo íntimo sin perder el pulso pop que la caracteriza. Fuentes secretas, ya disponible en plataformas, es una obra que explora el desorden mental, la vulnerabilidad y la necesidad de encontrar sentido en medio de la confusión contemporánea.
“El disco nace de un lugar muy personal, de lo que yo llamo las fuentes secretas: ese espacio interior donde están las respuestas, la inspiración y las ganas de vivir”, explica la artista. A diferencia de sus trabajos anteriores, aquí la fe aparece no como dogma sino como una fuerza interior, una manera de sostenerse frente a la incertidumbre.
El álbum reúne canciones que funcionan como pequeñas confesiones, atravesadas por una espiritualidad sin religión. “Las fuentes secretas son el lugar de donde surge este disco. Secretas porque a través de él me confieso”, dice Fransia, que concibe cada tema como una llave para entrar en contacto con lo invisible y con lo propio.

El primer adelanto, “Tu boquita”, planteó el tono del proyecto con una base pop luminosa que invoca la conexión y el deseo. Más tarde llegó “A veces”, un retrato de la fragilidad y la paranoia urbana con Buenos Aires como espejo emocional. Entre esos extremos -la entrega y la incertidumbre-, el disco se mueve como un diálogo entre la curación y la búsqueda de sentido.
Fransia y la paz mental
“Las personas deben colocar a la paz mental como una de sus mayores metas. El castigo de toda mente desordenada es su propio desorden”, reflexiona Fransia. Esa tensión entre sombra y alivio, entre fe y contradicción, atraviesa la obra y se condensa en una de sus frases clave: “Mis aflicciones malignas luchan contra mis goces buenos”.

Inspirada por figuras como San Agustín, la artista entiende el canto como una forma de oración, una manera de transformar lo humano en algo sagrado. En ese marco, Fuentes secretas no ofrece respuestas fáciles: se sumerge en los pliegues del alma para encontrar belleza en la contradicción.
El disco cierra con una advertencia que suena a mantra: “Todas tus oraciones serán escuchadas y antes de pedir has de pensarlo dos veces”. Así, Fransia convierte su introspección en una experiencia compartida: una invitación a mirar hacia adentro, donde -como ella misma dice- “siempre estuvieron las fuentes secretas”.
