cancelaciones masivas y aeropuertos saturados « Diario La Capital de Mar del Plata

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El sistema de tráfico aéreo de Estados Unidos atraviesa una fase crítica por la escasez histórica de controladores, agravada por el prolongado cierre del Gobierno federal. La combinación de falta de personal, jornadas extenuantes y una reducción obligada en la capacidad operativa derivó en un colapso que afecta a los principales aeropuertos del país. Miles de vuelos quedaron cancelados y las demoras se extendieron por varias horas.

La Administración Federal de Aviación (FAA) ya arrastraba una carencia estructural de personal antes del conflicto presupuestario. Estimaciones internas indicaban que el sistema necesitaba unos 3.000 controladores adicionales para cubrir los turnos y disminuir la carga sobre los equipos en servicio. Esa presión se tradujo en semanas laborales de seis días y turnos de diez horas, con impacto directo en los niveles de estrés y fatiga. Según la FAA, casi la mitad de las torres de control más importantes registró alertas por baja disponibilidad de operadores.

El shutdown profundizó la situación. Más de 13.000 controladores y agentes considerados esenciales, como el personal de seguridad de TSA, debieron mantener sus funciones sin percibir sus salarios. La falta de ingresos elevó el ausentismo y provocó renuncias, lo que restringió aún más la capacidad de operación. El secretario de Transporte, Sean Duffy, advirtió que el escenario “va a empeorar” si no se resuelve el conflicto en el Congreso.

El impacto se refleja en los números. Solo el viernes 7 de noviembre, el portal FlightAware informó más de 1.700 cancelaciones en todo el territorio estadounidense. Las demoras superaron las 4.300 y, en una mirada más amplia, sumaron 15.573 retrasos en distintos tramos. Ante la presión sobre el sistema, el Gobierno de Donald Trump dispuso una reducción del 10% de los vuelos en 40 aeropuertos clave. Delta anticipó cerca de 170 cancelaciones diarias sobre sus 5.000 operaciones, mientras que American Airlines recortó su actividad en un 4%. El Departamento de Transporte evalúa ampliar las restricciones hasta un 15% si el cierre continúa.

Los efectos se sintieron con fuerza en los grandes hubs de la costa Este y el medio Oeste. Newark, en Nueva Jersey, se convirtió en el centro de las mayores demoras y debió suspender operaciones durante algunos fines de semana. En los aeropuertos JFK y LaGuardia, en Nueva York, las demoras superaron las dos horas. En Chicago O’Hare y en el aeropuerto Reagan de Washington se registraron retrasos de más de una hora; O’Hare acumuló más de 200 vuelos demorados en jornadas recientes. También hubo complicaciones en Boston, Filadelfia, Atlanta, Dallas, Los Ángeles, San Francisco y Miami.

El recorte de tráfico busca aliviar la presión sobre un sistema que trabaja al límite y cuya estabilidad depende de una resolución rápida del conflicto presupuestario. El escenario no solo afecta la economía y a los millones de viajeros que dependen de la red aérea, sino que concentra la atención en la seguridad del espacio aéreo más transitado del mundo.



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