La serie animada South Park vive uno de sus momentos de mayor popularidad en años. Sólo el estreno de la temporada 27 marcó un regreso explosivo: el episodio Sermon on the ’Mount alcanzó 5,9 millones de espectadores en sus primeros tres días entre la emisión por cable y el streaming, la cifra más alta desde fines de los ’90. Pero toda la temporada mantienen sus mejores números en décadas.
El impacto no fue casual. Tras años evitando satirizar de manera directa a Donald Trump, Trey Parker y Matt Stone decidieron poner al expresidente en el centro de su humor más corrosivo. En Sermon on the ’Mount, Trump aparece en escenas provocadoras —incluida una secuencia de cama con el diablo— que ridiculizan su presidencia, sus problemas judiciales y su constante exposición mediática. El episodio dominó conversaciones en redes durante más de doce horas y reactivó el fenómeno cultural alrededor de la serie.

La tendencia se consolidó con el segundo episodio, Got a Nut, que registró un aumento del 49 % en audiencia respecto al capítulo equivalente de la temporada anterior. Fue el mejor desempeño de South Park desde 2018, y análisis más amplios señalan que la audiencia total se duplicó en comparación con 2023.
South Park, más ambicioso
La temporada también profundizó en una sátira más ambiciosa. En Twisted Christian, Trump es retratado en escenarios grotescos que mezclan política, religión y elementos de horror, junto a figuras del ecosistema tecnológico y conspirativo. Esta mezcla extrema consolidó la idea de que South Park no solo volvió a sintonizar con el espíritu de época, sino que recuperó la audacia que la convirtió en un ícono desde sus inicios.
Parker y Stone explicaron que no buscan “hacer política”, sino retratar un mundo en el que la política se transformó en cultura pop. Para ellos, la provocación es parte del ADN del programa y una respuesta natural a un presente saturado de discursos extremos.

Incluso las críticas oficiales -como las declaraciones desde la Casa Blanca que minimizaron la relevancia del show y lo acusaron de buscar atención- terminaron amplificando el interés. El resultado es claro: más espectadores, más conversación social y un renovado protagonismo en el ecosistema mediático.
El nuevo ascenso de South Park no es un efecto colateral de la polémica: es la demostración de que la sátira política, cuando se ejecuta con precisión e irreverencia, sigue siendo una de las herramientas más poderosas para capturar la atención en un paisaje audiovisual fragmentado. La serie volvió a conectar con su público histórico y atrajo a nuevas audiencias, impulsada por números que, en algunos casos, duplican los de temporadas recientes. Está claro: la derecha lástima y mucho, pero es terreno fértil para la parodia y el absurdo audaz.

