“Siempre me dejé llevar por lo que sentía”

“Siempre me dejé llevar por lo que sentía”


Fidel Nadal siempre se animó a experimentar, mezclar y jugar con distintos géneros y sonidos. Así lo hizo también con Raíces muy fuertes, el disco de nueve canciones que presentó este año y que supone su vigésimo álbum en solitario. “Estuve un año trabajando las canciones antes de lanzarlas. Algunas ya las venía haciendo en vivo, pero me pareció que tenían un concepto, algo para decir que rondaba una idea. Entonces me dije: tengo un disco, voy a grabarlo”, comenta el espigado cantante.

Este referente del reggae, con un pasado en el punk, tiene una sonrisa amplia que lo caracteriza, tanto como los turbantes con los que envuelve sus dreadlocks. Su carrera solista comenzó a principios de los 2000, tras recorrer un camino con Todos Tus Muertos, así como también con un trío de reggae que formó junto a su hermano Amílcar Nadal y su amigo Pablo Molina, llamado Lumumba, en homenaje al recordado héroe Patrice Lumumba, asesinado durante el proceso de independencia del Congo.

Su herencia africana es algo que lo acompaña constantemente. Sus canciones, en general, hablan de la temática rastafari, pero África siempre está presente: su padre, Enrique Nadal, fue un importante luchador por el reconocimiento de los derechos de la población afroargentina. “Eso me enseñó a no dejar nunca mis raíces y a luchar contra viento y marea. Siempre digo lo mismo: cuando tengo una idea, algo que me gusta, voy para adelante”. Vuelve a sonreír.

De formas afables y relajadas, le gusta charlar. Pero sobre todo disfruta de la música: de lo que le produce escucharla y de lo que le gusta cantar. Es un personaje que no se aleja de la persona; es Fidel y sus canciones lo representan. Siempre fue así, reconoce.

-¿Te sentís un referente?
-Como que la palabra referente es posterior a mí, ¿entendés? No sé qué es un referente, alguien a quien se refiere otro. Pero puede ser que, por los años de trayectoria y por haber arrancado en el under de los ‘80, alguien me tome como un referente. No es que yo me sienta merecedor de esa etiqueta. Yo hago lo que me gusta y no dejo de hacerlo por nada. Los años pasan y la gente me reconoce. Mucha gente me para en la calle: “Fidel acá, Fidel allá”, un saludo, una foto, qué sé yo.

-Tus canciones acompañaron a mucha gente.
-Eso me llamó la atención. La gente me dice: “Esta canción me ayudó mucho”. Me han contado que los ayudé en un mal momento, pasando una depresión o en la partida de un ser querido. Alguna canción mía les dio una vibra positiva, la letra los ayudó a pensar algo diferente a la oscuridad que estaban viviendo. Nunca hubiera imaginado esto cuando era chico y dije: “Yo quiero ser cantante”. Es algo ajeno a mí, pero hermoso. Con los años armé un estilo propio, natural, que va cambiando con diferentes influencias musicales. Siempre me dejé llevar por lo que sentía. No puedo decir si tengo un estilo o no, pero quizá alguien escuche algo mío y diga: “Ese que canta es Fidel”. Está bueno, pero es peligroso.

-¿Por qué decís eso?
-Porque se convierte a veces en un pecado mortal. Si digo “este es mi estilo”, te encierra, porque te pone un marco. Tu estilo es ninguno en realidad. Podría ser cualquiera y todos al mismo tiempo. Te perfeccionás en un sonido, pero te limita. Es muy fino ese costado: depende de cómo lo tomes, te puede dar fuerza o limitarte también. Aunque ahora que lo digo, creo que no importa eso. Tu estilo es lo que te sale y listo. A veces le damos vueltas a cosas que no tienen tanta importancia.

Fidel Nadal: “Siempre me dejé llevar por lo que sentía”
Fidel Nadal, un emblema de la cultura reggae local.

-¿Qué te decidió a grabar un disco de nuevo?
-Yo hago música todo el tiempo. Me dije: “Tengo que hacer un disco como se hacía antes”. Me gusta el disco completo como algo conceptual; una idea con un hilo conductor. Y yo lo tenía. Hoy que muchos sacan temas sueltos, me parecía que quería otra cosa. Antes estaban los simples, pero siempre se grababa un disco. Soy vieja escuela. Quería el longplay. Ahí empecé con el concepto. Fueron apareciendo las letras. Siempre digo que no soy un libro de autoayuda ni nada, pero me gusta que los temas tengan una vibra positiva.

-¿Cómo sería eso?
-La música, a través de la letra, llega y te pone en otro plano, pero sin filosofar, sino con frases simples y directas. Volqué lo que quería decir. En el momento no sabía bien qué era; ahora puedo decirlo con el diario del lunes: la idea era hablar de lo que somos y lo que queremos. Creo que lo logré, pero eso lo tiene que decir la gente.

-Y te gusta mezclar.
-Me gusta trabajar con otras personas, pero también que me ayuden con canciones de estilos variados. Soy curioso y me gusta jugar. La música que se escuchaba en mi casa, la que mis padres ponían, siempre fue variada. Me acostumbré a esa variedad musical, a ese salto de un estilo a otro. Eso, intuyo, me permitió mezclar ritmos y estilos. A veces soy purista y no acepto elementos que contradigan, pero siempre me divirtió la sorpresa que se producía al cambiar de estilo.

-¿Este disco es casi exclusivo del reggae?
-Sí, pero no fue algo buscado. Son etapas. En este caso, quería mostrar que, siendo intérprete de reggae, también forma parte del concepto del disco que suene de esa manera. Tenía en la cabeza detalles de instrumentación, quería el sonido roots, lo tradicional, lo antiguo del reggae. Por eso trabajamos lo analógico, lo setentoso, con los vientos bien al frente.

-¿Cómo apareció el nombre?
-El título hace referencia a recordar nuestras raíces, conectarlas, pero no a quedarse solo en ellas. Acordarse de dónde vinimos, pero sin estar atado. A partir de eso, poder crecer. Miré hacia atrás y me di cuenta de mi larga trayectoria y vivencias. Entonces dije: las raíces son fuertes. Son las que me trajeron a la música, que me mantienen.

-¿En esta realidad desconectada es fácil conectar con las raíces?
-La realidad es un signo de interrogación. Lo cotidiano es parte del todo. Nos afectan las injusticias, como a cualquiera, y toda canción está influida por lo que sucede. No importa si es de amor o de protesta: el momento social en que la creás está adentro. Por eso necesitás creatividad e imaginación para que tu arte transforme lo que ves y sentís. He escrito unas 800 canciones: buenas, malas, de protesta, de amor, incoherentes, pero siempre con raíces muy fuertes que forman lo que soy.

-¿Por qué no hablar directamente de las injusticias?
-Este no es un disco de protesta social, pero la actualidad me hizo intentar, ante tanta locura y dolor, tener una mirada positiva o esperanzadora. Este género te permite hablar directa o solapadamente. En el futuro puede variar: solo o en un grupo. Pero siempre voy a seguir haciendo canciones que reflejen cómo veo las cosas en ese momento. Hay cosas que duelen, pero la música es mi pasión. Debo matemática de segundo año, pero esta fórmula la aprendí: a todo lo malo lo contrarrestás con algo bueno. A todo lo negativo lo dejás atrás mirando algo positivo. Pasa que a veces es difícil, pero intento vivir así, y espero que mis canciones lo demuestren.

Fidel Nadal en vivo

7/12 a las 21 en BCBM, General López 3829 (Santa Fe).

Las raíces de Fidel

Su padre tuvo ancestros que se remontan a la época de la esclavitud, secuestrados de África y llevados hasta Retiro, donde se vendían a familias pudientes. Para él, esto forma parte de su vida. “Lo africano también es parte de nuestra identidad nacional. En la música de América, hay una marca de ese legado”, afirma Fidel. “En mi ADN lo tengo. Desde chiquito, la música negra fue lo que más se escuchó en casa, así que me impregnó”.

La discriminación es un tema ineludible. “Está en el humano. ¿Quién no sufrió discriminación? Mucho más siendo negro. Antes era algo abierto; hoy es más solapado. Lo racial sigue presente. Hay discriminación, hay racismo, y lo habrá siempre. Pero hay cambios de mentalidad y mucha gente fue entendiendo que parte de la ignorancia. No hay que dejar que te afecte, pero tampoco que todo valga”.



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