“El tango no es masivo, pero es global”

“El tango no es masivo, pero es global”


Con más de quince años de recorrido, El Cachivache Quinteto reúne once canciones en su nuevo disco de estudio, Dance Me to the End of Noise. El álbum incluye seis versiones de tangos clásicos, cuatro composiciones originales de distintos integrantes y una relectura de “Dance Me to the End of Love” de Leonard Cohen. El tema, que inspiró el título del disco, adquiere aquí el sonido característico del quinteto: una impronta tanguera que dialoga con el rock, el pop y la música urbana. “Estamos en una etapa de madurez y logramos nuestra propia personalidad. Muchos venimos del rock y nos gustan las múltiples formas de la música, por lo que nos resulta natural fusionar sonidos”, admite Vito Venturino, guitarrista y compositor de la agrupación.

El Cachivache se prepara para una gira por Europa en mayo de 2026 y otra por Japón en octubre. Estos días ensayan en su milonga del barrio de Palermo, recién llegados de una tournée por Estados Unidos y Canadá.

El Cachivache Quinteto: “El tango no es masivo, pero es global”

–Están muy activos. ¿Funcionan como un grupo de rock o más como una orquesta de tango?

–Podríamos ser una agrupación tanguera por la instrumentación y por la potencia del bandoneón, que no se usa en otros géneros. Pero por nuestra manera de tocar, podríamos tranquilamente hacer temas de rock, jazz o soul. En el disco hay clásicos, pero muy reversionados y adaptados a la guitarra eléctrica. Nos gusta jugar con esa mezcla. A lo largo de los años tuvimos una parábola extraña: empezamos funcionando como una banda de rock, nada se escribía y los ensayos eran muy hablados, muy de garaje. Después, para organizarnos, pasamos a escribir todo. Y desde la pandemia volvimos a un método más orgánico, más de banda que de orquesta.

–¿Cómo sería ese método?

–Por ejemplo: alguien trae un tema sin escribir, lo toca, los demás lo escuchan y, si nos gusta, zapamos un poco, improvisamos y dejamos que cada uno aporte lo suyo. Es más democrático. Todos traen su música, sus influencias, sus gustos. Y después sale lo que sale. Este disco condensa nuestra historia: nos identifica y reúne canciones que sentimos propias, aunque no todas lo sean.

–¿Por qué eligieron un tema de Leonard Cohen como título?

–No tiene nada que ver con el tango, claro, pero nos encanta tocarlo. La idea surgió durante una gira. Cuando volvemos es cuando más afilados estamos, después de una maratón de conciertos. Entonces tratamos de meternos al estudio apenas regresamos. Ese trajín del vivo está bueno cortarlo y volcarse al laboratorio. Descansar el cuerpo y la cabeza sirve para procesar lo que pasó en la gira, cuando todo está tan efervescente. Y también para darnos cuenta de que cualquier tema, pasado por el tamiz del tango, puede crecer si encontrás la instrumentación adecuada.

–¿Cuál es el “superpoder” del género?

–Hay muchas magias en el tango. La identidad, que es muy fuerte: es de acá, de Buenos Aires, de la casa del abuelo. También está la magia del bandoneón, un instrumento prácticamente único, que casi no se usa fuera del tango y que le da una sonoridad especial. Y además tiene algo particular: no es masivo, pero es global. Tuvimos la suerte de viajar por todo el mundo y sorprende encontrar gente escuchando y bailando tango en lugares insólitos. Donde menos lo esperás, el alma del tango tocó a alguien. Es un privilegio llevar nuestra música y nuestra cultura por el mundo.

El Cachivache Quinteto: “El tango no es masivo, pero es global”

–¿Hay futuro en el tango?

–Por suerte sí. Hay muchas bandas nuevas y variadas. Cuantas más haya mejor, porque significa que el movimiento existe y crece. Me pone contento ver pibes jóvenes tocando tango, algo que garantiza cierta continuidad. Cuando yo era chico, en los 90, no existía el espíritu de hoy: el tango parecía haberse apagado. Que hoy haya propuestas desprejuiciadas, sin miedo a las tradiciones, es muy positivo.

–¿Y qué esperan ustedes para su propio camino?

–Seguir. Tenemos como una primavera y un otoño cada año: una época de creación y ensayo, en la que tocamos poco y definimos repertorio, grabaciones y videoclips; y otra en la que tocamos muchísimo, ya sea de gira o acá en Buenos Aires, donde tenemos nuestra milonga semanal. En esas épocas ni ensayamos, porque el rodaje es suficiente. De vez en cuando también hay que parar para que decanten las cosas.

–¿Tienen fechas próximas?

–Acabamos de retomar nuestra milonga, todos los miércoles en Libario, Julián Álvarez 1315, en Palermo: la Cachivachería Milonga, un show íntimo, casi un ensayo abierto. Y los jueves estamos en San Telmo, en Cabaret Porteño, en La Carbonera, Carlos Calvo 299, a las 21.

–¿Está complicado llegar a más público?

–Sí, la cultura es lo primero que se resiente en cualquier crisis. Y en Argentina nunca hubo políticas estables para apoyar al tango o a los artistas. Pero con lo que está pasando con los jubilados, los discapacitados y la situación económica en general, ¿quién va a pensar en eso? Ni siquiera yo. Prefiero que primero aumenten las jubilaciones. Me siento un privilegiado: me dedico a lo que amo y el tango me permitió viajar y trabajar también afuera, donde se paga de otra manera. Eso me permite surfear las crisis.

–¿Y afuera tampoco es tan fácil?

–Tal cual. Por ejemplo, trabajábamos mucho en Rusia y cuando empezó la guerra con Ucrania tuvimos que dejar de ir. Pero la idea sigue siendo viajar un mes por año a Europa y otro a Estados Unidos, como venimos haciendo. Lo que hacemos es para que la gente se una y se abrace. En tiempos de redes, distancia, apps de citas e Instagram, ver gente abrazada y bailando en vivo es un montón.

Dance me to the end of noiseEl Cachivache Quinteto

Vito Venturino en guitarra eléctrica, Pacha Méndes en contrabajo, Adriano De Vita en bandoneón, Andreś Ferrari en piano y Gianina Druta en voz.

1.      Libertad (Pacha Mendes)

2.      Fruta Amarga (Hugo Gutiérrez/ Homero Manzi)

3.      Chacabuco (Vito Venturino)

4.      De Floreo (Julio Carrasco)

5.      El Timón (Adriano de Vita)

6.      El Huracán (Osvaldo y Edgardo Donato/ Nolo López)

7.      Dance me to the end of love (Leonard Cohen)

8.      El Flete (Vicente Greco/ Pascual Contursi

9.      Fuimos (José Dames/ Homero Ma nzi)

10.  Loca (Manuel Jovés/ Antonio Viergol)

11.   Incantare (Vito Venturino/ Gianina Druta)



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