qué implica pasar a UTC -4 y cómo afectaría la salud

qué implica pasar a UTC -4 y cómo afectaría la salud


La discusión sobre el huso horario volvió a instalarse con fuerza en la agenda política y científica. La Cámara de Diputados aprobó este jueves con amplia mayoría (151 votos a favor, 66 en contra y 8 abstenciones) un proyecto de ley que plantea retrasar en una hora los relojes en todo el territorio nacional, cambiando el huso oficial del actual UTC -3 al UTC -4.

La iniciativa, impulsada por el radical Julio Cobos, busca alinear la hora oficial con lo que corresponde geográficamente a la mayor parte del país. Según el Sistema Internacional de Husos Horarios, Argentina debería estar en UTC -4, mientras que las provincias cordilleranas se ajustan mejor al UTC -5.

Estamos usando un meridiano que no nos corresponde. El mediodía solar ocurre cerca de la una de la tarde. Este desfasaje afecta nuestra salud, el rendimiento y genera gastos innecesarios”, sostuvo Cobos al defender su proyecto.

El reloj biológico y el impacto en la salud

Especialistas en cronobiología insisten en que el actual esquema obliga a millones de personas a comenzar sus jornadas en la oscuridad. En provincias del oeste, estudiantes ingresan a las escuelas sin haber visto la luz del sol y trabajadores inician su actividad en condiciones biológicas adversas.

La luz de la mañana es el principal sincronizador del reloj interno. Retrasar una hora el inicio del día ayudaría a alinear el ciclo circadiano con la luz solar y mejoraría el estado de alerta, el ánimo y el rendimiento cognitivo”, explicó la investigadora María Juliana Leone, de la Universidad Nacional de Quilmes.

Diego Golombek, biólogo y especialista en cronobiología, coincidió: “Estamos mal situados en -3. Lo conveniente es adoptar el huso que nos corresponde: UTC -4 todo el año. Este cambio puede ayudar a que adelantemos nuestros horarios tan nocturnos y a dormir mejor. Tiene un impacto positivo directo en la salud”.

Educación: clases que empiezan en la oscuridad

La investigadora Andrea Goldin, del Conicet y la Universidad Torcuato Di Tella, advirtió que el problema golpea con fuerza a los adolescentes. “La secundaria empieza muy temprano, justo cuando los chicos atraviesan el pico de nocturnidad biológica. Eso se traduce en menos horas de sueño y peor rendimiento académico”, explicó.

Según su análisis, el cambio al huso -4 permitiría que la exposición temprana a la luz solar sincronice mejor los ritmos internos de los estudiantes y evite que medio turno escolar transcurra de noche, como ocurre hoy en provincias del oeste.

Energía y sincronización regional

Uno de los argumentos centrales de Cobos es la eficiencia energética. Un estudio piloto en Mendoza mostró que la modificación podría generar un ahorro del 40% de electricidad en las escuelas, reduciendo la necesidad de iluminación artificial en las primeras horas del día.

Desde el plano regional, la medida también facilitaría la integración comercial y logística, ya que Brasil, Paraguay, Bolivia, Chile y Venezuela ya operan con UTC -4. “Hoy Argentina usa el mismo horario que la costa atlántica de Brasil, cuando en realidad deberíamos estar más alineados con la región”, explicó el climatólogo José Luis Stella, del Servicio Meteorológico Nacional.

Dudas y críticas

No todos los expertos coinciden. Algunos advierten que el ahorro energético podría ser menor al esperado, ya que si bien se consumiría menos electricidad en las mañanas, la actividad nocturna —impulsada por el estilo de vida urbano— seguiría extendiendo el uso de luz artificial.

Otros especialistas, como el meteorólogo Eduardo Piacentini, plantean que lo ideal sería un esquema mixto: UTC -4 en invierno y UTC -3 en verano, como sucede en varios países de Europa.

Lo que viene

El proyecto deberá ahora ser debatido en el Senado, que tendrá la última palabra. De aprobarse, el Ejecutivo fijará la fecha exacta de entrada en vigencia, momento en el que todos los relojes del país deberán retrasarse una hora.

La propuesta no es nueva: Cobos ya había presentado intentos similares en 2022 y 2024 que no prosperaron. Esta vez, el contexto energético internacional y el debate sobre salud y rendimiento académico parecen haberle dado un nuevo impulso.

En juego no está solo una cuestión de relojes: es repensar la relación entre la sociedad argentina, su consumo de energía y la manera en que organiza sus ritmos cotidianos.



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