Mambo gratis se llama el disco que acaba de lanzar Gori como solista, ya disponible en todas las plataformas, y que podría tener presentación oficial. El compositor de Fantasmagoria aclara que no se trata de un berretín, aunque pueda sonar a tal: “Estoy todo el tiempo componiendo en mi casa. Y como tengo una computadora, una placa de sonido y micrófono, grabo demos todo el tiempo. Y algunos que me gustan los termino”. Entre ellos, los seis temas que componen este disco de estudio, que no se parece a lo que hace en Fantasmagoria ni a lo que hizo antes. Es un disco nuevo en todo el sentido del término, fresco como pocos, con protagonistas: dos jóvenes imaginarios o no, que llevan adelante la breve historia que se cuenta en Mambo Gratis.
“De repente me di cuenta de que había varias canciones que eran rock and roll-punk. Me gustan. Y terminé el demo de punta a punta y dije: me gustaría editarlas, porque si no mueren acá, se quedan en la computadora. Y no estoy tocando ninguna banda de rock. Con Lucho al ataque, pero grabamos otras. Paralelamente estamos grabando un disco con Fantasmagoria que digo que le hacemos una cirugía estética, porque después de grabar 24 años con guitarra acústica vamos a grabar con guitarra eléctrica. Componiendo desde la guitarra eléctrica, no agarrando las canciones de antes y haciéndolas con eléctrica.”

Llevan cuatro canciones y, en paralelo, con Chino Biscotti, grabó Mambo Gratis. “Tenemos mucho feeling arriba y abajo del escenario. Le dije que tenía unas canciones y si me podía poner la batería. Le pasé los demos, y obvio que no los escuchó (risas).” Biscotti, de Cadena Perpetua (“uno de los bateristas que más me gustan y admiro”), comparte con Gori “una técnica” en la que el compositor oficia de “director de orquesta”: a través de señas lo va guiando. Con el disco listo, vino la comunicación de la nueva buena a Valeria Facchini: “Que no se pise con la salida del nuevo de Fantasmagoria”, le dijo su amiga y manager. “Editemoslo antes y el de Fantasmagoria en dos o tres meses.” Facchini también averiguó sobre las inquietudes de Gori: si quería hacer prensa, presentación o lo que se estila ante una novedad musical. Así fue que hubo una presentación en Strummer a la que convocaron a algunos periodistas, y hubo que improvisar una banda: “Llamé a tres personas, ensayamos quince días y tocamos cinco de los seis temas del disco. Y el fin de semana que pasó fui a un cumpleaños en Palermo, anduve con un montón de gente y todo el mundo me decía: ¡Qué bueno que está el disco! No me esperaba que tuviera tanta repercusión. Todo para bien. Así que estoy muy contento, y ya hablé con la banda: parece que vamos a tener que salir a tocar. Si lo hacemos, vamos a tener que aprender cinco más para hacer un show de diez canciones.”
Si el disco está bueno, en gran medida es por su frescura. Las canciones tienen el ímpetu y el atrevimiento de quien parece componer por primera vez. “No siempre me sale así cuando compongo. A veces con alguna letra me trabo. La canción ‘El río’, de Fantasmagoria, me acuerdo que la compuse dentro de un auto. Salía con una chica que tenía ataques de pánico, entonces la acompañaba a todos lados. La acompañaba al psicólogo y tenía que esperarla una hora arriba del auto. Me llevaba la guitarra, me llevaba para leer. Y compuse la música en el auto. No encontraba una letra que le pegara, que vaya bien. El tema sin letra por qué no me salía. Hay otras que salen de una. Alguna puede salir entera de una: música y letra, pero es muy raro. Esta vez me salieron así porque no son letras introspectivas, ni tienen un mensaje profundo, o una bajada de línea o una crítica social. Son letras recontra livianas, a diferencia del disco Fantasmagoria, que son represadas; son bravas, las letras, las compuse todas en la pandemia.”

Los seis temas recorren algunas peripecias de una piba y un pibe “que están locos y que podían ser pareja; y lo empecé a pensar así”. Solo un tema está escrito en primera persona: Campo minado. “Se la hice escuchar a Flor, que es mi compañera, y me dice: ‘¿Y esto me hiciste? Preguntale a tus amigas si sus novios le escriben una canción así’. Nos cagábamos de risa.”
Esa frescura también conecta con los jóvenes de hoy. Esos dos personajes, que Gori define como más border, se los puede encontrar en cualquier esquina de una ciudad de Argentina. “Siempre me gustó salir -ensaya una explicación de ese contacto intergeneracional-. Mucho a recitales, después salí a bailar, aunque cuando empecé a escuchar punk rock estaba mal visto ir a bailar; iban a bailar los chetos. Yo estaba muy copado con el tema de la guitarra y no la dejaba ni para bañarme. No tenía contacto con chicas directamente: tuve mi primera novia a los 17; hasta ese momento no veía una mina ni en pedo. Y cuando empecé a tocar hardcore, mis amigos me empezaron a llevar a lugares donde había mucho gay, drag queen, pero un ambiente más under, no cheto. Y empecé a ir a Morocco, Ave Porco. Me hice amigo de los DJs de esos lugares y los contraté para El Cielo, Caix, Pachá. También empecé a ir a lugares más chetos, pero de pasada. Entonces conocí a varios submundos. Y de chico me juntaba con gente más grande y ahora, de grande, me junto con gente más chica.”

El tiempo es veloz; la gente crece y los contemporáneos ya no están disponibles como antes. Hijos, familias, cambios de hábitos. “Los chicos que llamé para tocar (en la presentación) son sub-30. Porque tienen una predisposición distinta a la hora de ensayar y tocar. Yo también tengo la traba de mis contemporáneos de ‘tengo que llevar a mi hija a…’. Pero la llevo muy bien porque tengo una compañera que me entiende a full y me apoya porque ella también hace música y entiende mis horarios. Así que salí con unos pendejos: sangre nueva, tienen ganas, menos peros. Además, mis amigos me dicen que soy sacafichas: le saco la ficha a la gente. Y me divierte jugar al juglar: contar lo que veo. Entonces estos dos personajes son ficticios pero basados en hechos reales.”
Gori – Mambo Gratis.

Todos los temas de Gori. Mezclado por Diego “Kolo” Taccone. Batería: Damián “Chino” Biscotti. Guitarras, bajo, voces y teclado: Gori.