Jorge Rial denunció persecución política


El periodista Jorge Rial volvió a convertirse en centro de atención tras las últimas horas, cuando se conoció que el Ministerio de Seguridad había solicitado un allanamiento en su domicilio por la difusión de los audios de Karina Milei, algo que finalmente no ocurrió. Desde su rol de conductor en C5N y en el streaming Carnaval, Rial no dudó en denunciar lo que calificó como un intento de amedrentamiento político y un avance sobre la libertad de prensa en Argentina. “Los Falcon son un fetiche de este gobierno”, aseguró, en referencia a los vehículos que históricamente remiten a los secuestros de la última dictadura cívico-militar y que, según señaló, se encontraban en la puerta de su domicilio durante el operativo que nunca se concretó.

El periodista enfatizó que se trata de un ataque que excede lo personal: “Hacemos periodismo, denunciamos y molestó al poder del gobierno. Sirve para saber a dónde está parado cada uno ante un hecho tan grave como el de intentar cercenar la libertad de prensa, expresión e ir en contra de la Constitución”. Su declaración refuerza la sensación de alerta entre profesionales del periodismo y sectores de la sociedad civil, que observan con preocupación cómo un Estado puede llegar a utilizar símbolos de intimidación para silenciar voces críticas.

Giro totalitario

Rial también apeló a la conciencia colectiva al advertir que el problema no es solo suyo. “Me importa que del otro lado tenemos al aparato del Estado que pelea en contra nuestra, es una locura. Estamos ante un gobierno que, lamentablemente, tiene cierto giro totalitario que nos tendría que asustar a todos, a cualquiera, porque ahora soy yo y mañana puede ser cualquiera de ustedes”, afirmó, dejando en claro que la defensa de la prensa es una causa común que trasciende lo individual.

En sus declaraciones, el conductor trazó un paralelismo histórico al señalar la presencia del Falcon: “Un Falcon, con todo lo que representa, y que es uno de los fetiches de este gobierno. Fue la misma noche en la que armaban todo el operativo para callarnos”. Esta referencia no es trivial: vincula las tácticas de intimidación actuales con la memoria de la represión pasada, alertando sobre la persistencia de ciertos símbolos de poder y control en contextos democráticos.

Rial no le teme a la Justicia

Rial insistió en que no se esconde ni elude la Justicia: “Si quieren venir a buscar el teléfono, que lo hagan. La diferencia entre ellos y nosotros es que no tenemos ningún problema con la Justicia y no huimos, escondemos pruebas o tiramos teléfonos”. Con esta afirmación, subrayó la transparencia de su accionar periodístico frente a lo que percibe como un intento deliberado de censura.

Además de la cuestión personal, Rial apuntó a la dimensión política y social de los hechos. “Están más sucios que una papa, la corrupción les acaba de saltar como pus. Avanzan sobre las libertades. Arrancaron por pegarles a los jubilados y los discapacitados, cuando vieron que no respondían, van por la prensa y me parece que es hora de que nos despertemos”, concluyó, reforzando la urgencia de un despertar colectivo frente a las restricciones a los derechos fundamentales.



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