Ángelo Mutti Spinetta y su ascendente camino en la actuación y la música


Es imposible ignorar el parecido físico de Ángelo Mutti Spinetta con su abuelo. Tanto que resulta inevitable imaginar que sería un gran protagonista en una biopic de El Flaco. Ángelo  confiesa que sería un gran honor, mientras avanza con sus sueños que se desarrollan en el mundo de la actuación, pero también en la música.

La llegada del hijo, de Cecilia Atán y Valeria Pivato, comienza cuando Alan (Ángelo Mutti Spinetta) sale de prisión y se reencuentra con su madre, Sofía (Maricel Álvarez). La película es austera, montada sobre el silencio posible de ese reencuentro. Hay pocos datos sobre el tiempo, la vida de Alan detenido y el motivo de su condena. Volver a la casa es una tarea difícil, y el modo en que las directoras cuentan ese momento obliga a esperar que el recién llegado pueda reencontrarse con su vida.

El trabajo de Ángelo es un desafío porque debe asumir dos edades diferentes y dos experiencias radicalmente distintas. Lo supera al trabajar en dos registros casi opuestos, en el borde de componer dos personajes distintos.

“Realmente fue como hacer dos personajes”, confirma el actor. “Con las directoras buscamos que la diferencia la puedan marcar tanto elementos emocionales como elementos más técnicos o visuales, como puede ser el pelo. Trabajé bastante la voz, buscando que sea algo más dulce, y más o menos lo mismo desde lo corporal, dejando el cuerpo un poco más flojo. Filmamos primero todas las escenas del pasado, y eso me ayudó a concentrarme en ese modo. Después de salir de la cárcel, es bastante más duro. Está como robotizado y con la voz más grave. Desde lo emocional, buscamos enfrentar las emociones de manera más fría, más oscura. Se siente una energía pesada en el personaje, que es lo que trae de esos años preso”.

La relación entre la madre y el hijo recién liberado está tensionada al extremo. Las directoras logran construir un presente que transcurre en dos tiempos. Si bien narrativamente se separa lo ocurrido antes de que Alan sea detenido de lo que pasa una vez liberado, el uso de transiciones, la paleta de colores y la luz apagada en ambos tiempos hace que pasado y presente dialoguen, más allá de los secretos que la trama esconde. Lo permanente es el silencio, y allí reside la cuestión.

Mutti Spinetta y un personaje hermético

“En esa familia hay un elefante en la habitación todo el tiempo. Hay cosas escondidas tras el silencio. Maricel habló de eso, del silencio que los va separando cada vez más. Ninguno se atreve a encararlo. El personaje de la madre tampoco parece hacerse cargo de lo que ella hizo. Las dos partes están guardando cosas”, explica Mutti Spinetta.

En medio de ese silencio, Alan no parece reaccionar ni asumir lo que ocurrió en el pasado: “Cree que lo que hizo no estuvo tan mal, porque la madre estaba en la que estaba. Tal vez para él es como quedar a mano: yo hice lo que hice, pero vos estabas mandándote todas estas cagadas. Y fue él quien se comió los años de cárcel. El personaje quiere seguir en un lugar aniñado y desde ahí es un poco manipulador, se pone un poco en víctima, como diciendo ‘che, ¿no me das más bola? No ves que soy tu hijo’. De repente él busca reconectar con la madre y deshacerse un poco de todo lo que pasó. Como si fuera posible volver a lo de antes. Ahí aparece la mentira de los dos personajes, cómo si pudieran volver a tratarse cariñosamente como antes”.

En esa relación entre Sofía y Alan intermedia Sara, su abuela, interpretada por una impenetrable Cristina Banegas. Matriarca de clase alta, acompaña a su hija en tanto pueda manejarla y parece una abuela acogedora cuando el centro de la relación pasa por su nieto. Un trío de personajes en los que ninguno produce una empatía abierta para el espectador. Entre la butaca y la pantalla también existe una relación viva y en tensión. El público siempre tiene un motivo para rechazar a alguno de ellos, lo que hace que todas las situaciones sean problemáticas.

“Cuesta definirse, y creo que, visto de ese lado, todos tienen cosas negativas –reflexiona el actor–. Podés rescatar cositas buenas de cada uno, pero la película te obliga a hacer ese laburo de empatizar con los personajes. Si querés conectar con la historia, creo que tenés que conocerlos más, al menos para ver por qué actuarían así”.

Ángelo Mutti Spinetta debutó en el cine en 2014 y tuvo su primer protagónico en Primavera, la comedia de Santiago Giralt en la que actuó con sus padres, Catarina Spinetta y Nahuel Mutti. Su último trabajo se estrenó en 2019. Luego asumió un personaje muy complejo en la serie Barrabrava, donde interpretó al hermano del protagonista, que no podía hablar ni caminar.

Pero no se olvida de la música. Actualmente tiene su foco en la música con la banda FluOs, que forma con su hermano Benicio. La música es parte de la familia: su propia madre y sus hermanos habían formado Pechugo, la banda que grabó «El mono tremendo», sexto tema en Tester de violencia, disco de Luis Alberto Spinetta de 1988. “La familia es un nido en el cual me siento muy cómodo expresando mis ideas, es un lugar de mucha confianza. Llegar a armar FluOs fue natural por cómo eran las cosas con mi hermano, una unión que se dio entre compartir amistades, hobbies, el skate o el fútbol, íbamos los dos. Cuando empezamos a rapear nos copamos los dos. Con Beni tuvimos un crecimiento mano a mano. Somos de aprender el uno del otro todo el tiempo, y eso es muy valioso. Para mí la familia es lo más importante, es donde siento que vuelvo a ser quien soy”.

La llegada del hijo

Dirección y guion: Cecilia Atán y Valeria Pivato. Protagonistas: Maricel Álvarez, Angelo Mutti Spinetta, Cristina Banegas y Greta Fernández. Estreno: 11 de septiembre. En cines.



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