Siempre trabajamos como si fuera la primera obra

Siempre trabajamos como si fuera la primera obra


Su forma de hacer humor y el juego teatral en bruto que contienen todos sus espectáculos ya son una marca registrada. A lo largo de estos 40 años de existencia, Los Macocos acumularon risas y aplausos. Es que no fallan. Si se juntan en el escenario Daniel Casablanca, Martín Salazar, Gabriel Wolf y Marcelo Xicarts, la risa está asegurada. Es inevitable. Son un grupo de amigos que bromean entre ellos, pero también actores y autores potentes que se convirtieron en un clásico. Su grupo teatral independiente comenzó en 1985 y ya lleva estrenados 20 espectáculos. Han recibido premios de todo tipo –ACE, María Guerrero, Teatro del Mundo– y diversas distinciones y nominaciones por sus trabajos, así como giras por varios países. Algo que nunca imaginaron.

Comenzaron para divertirse, y vaya si lo hicieron. El primer paso fue un encuentro en la ENAD, ex Conservatorio Nacional y actual UNA. Recorrieron los circuitos alternativos, el comercial y el oficial. Siempre ácidos, con la risa como herramienta, nunca dejaron de lado su punto de vista sobre el estado de las cosas ni su crítica al statu quo.

Sus obras ya son clásicos. La Fabulosa Historia de los Inolvidables Marrapodi se estudia en universidades, no solo de Argentina sino del mundo, como material de investigación sobre el teatro nacional. En el Teatro San Martín estrenaron, además de esa obra, Los Albornoz, Todo a la basura, Supercrisol y Andrócles y el León. También protagonizaron retrospectivas en las que se presentaron Continente Viril, La fábula de la princesa Turandot y otros trabajos. En el Teatro Nacional Cervantes estrenaron Don Juan de Acá y Don Quijote de las Pampas. Su último espectáculo, Maten a Hamlet, se estrenó en 2021 en el Teatro 25 de Mayo y, como los anteriores, fue un éxito.

Actualmente presentan Chau Macoco, dirigidos por Mariana Chaud. Estuvieron de miércoles a domingos en la Sala Casacuberta del Teatro San Martín, a sala llena, y siguen hasta fin de año en la sala que el complejo tiene en Mataderos. Son 105 minutos donde recorren su historia encarnando a sus propias viudas. Una locura más de estos talentos, que aún tienen mucho por dar.

¿Fue fácil durar cuatro décadas?

MX: He reflexionado sobre ese tema. No hay ningún mérito en estar 40 años porque nunca fue un objetivo. Siempre fue pasarla bien y hacer teatro. Obvio que queríamos que nos fuera bien, que a la gente le gustara lo que hacíamos. Es muy emocionante, pero pudo haber durado cinco años y listo. La duración nunca fue el objetivo.

MS: Está bueno sostener algo en el tiempo; seguramente significa algo, aunque no nos demos cuenta, porque ya es parte de nosotros. En un momento donde todo es tan lábil y efímero, trabajar en grupo durante tantos años es buenísimo y hay que festejarlo trabajando, armando proyectos.

Siempre trabajamos como si fuera la primera obra

GW: Coincido, pero creo que lograr estar tanto tiempo es consecuencia de poner por delante el proyecto artístico. En 2002, en plena crisis, estábamos en el Regio y en el Orange al mismo tiempo. Lo que nos movió siempre fue lo artístico. Los Albornoz, que hablaba de la crisis de la clase media, apareció en 2001, pero el germen estaba desde 1996. Todo se dio solo, pero con cabeza y corazón.

DC: El trabajo grupal en un momento de tanta individualidad representa algo. Para la gente también, porque sigue viniendo. No es una estrategia, pero termina siendo un respaldo.

¿Cuánto ensayaron este espectáculo?

DC: Un año y medio de escritura, ideas y preparación. El montaje duró dos meses y medio. Pero en realidad, ¿cuánto ensayamos el espectáculo? Cuarenta años. Elegimos recuerdos de todo el camino recorrido y aprovechamos las horas de vuelo. Los comandantes macocos sabemos hacia dónde llevar la nave.

MX: Aprovechamos la efeméride para armar algo con el recuerdo de cómo empezamos. Lo bueno es que siempre trabajamos como si fuera la primera obra. No nos confiamos: nos ponemos nerviosos antes de cada función. Buscamos que la gente se ría, y no es tan fácil como parece.

MS: Tratamos de ir por más siempre. Hoy en día el humor inteligente no es fácil. Obviamente hacemos cosas básicas para generar afecto, pero lo central es lo emotivo. Sobre todo buscamos un humor que no haga sentir mal a nadie. Eso hoy es una visión política. La lógica de las redes o de algunos streamings es insultar. Es espantoso bastardear algo tan hermoso como el humor. De eso también hablamos en esta obra.

¿Se está queriendo reinstalar una forma retrógrada de bromear, más cercana al bullying?

MS: Es ruido de una vieja cosa que parece querer volver, ciertos mandatos del patriarcado. Pero en realidad es algo que se está cayendo. Hoy cuando hacemos un chiste fuerte es para burlarnos de esa época en que se permitía lo que ahora sabemos que estaba mal. Desde nuestro lado aportamos para que eso no vuelva.

GW: Tenemos nuestro estilo y nunca nos dejamos influenciar por lo que no nos representa. Con ellos sé que estoy en el mejor lugar del mundo.

DC: A mí no… ¿a vos?

Los Macocos: "Siempre trabajamos como si fuera la primera obra"

MX: Menos (risas). Sé que nadie me va a traicionar ni dejar tirado. Eso ayuda a no caer en la forma desagradable de hacer humor. Hay desafíos en este espectáculo, como volver a los sketchs grupales, que potencian la risa.

DC: Tenemos un número de casi 40 minutos los cuatro juntos. Es arduo, pero es nuestra mirada, un estilo natural, caótico, nunca agresivo, más bien inocentón.

¿Mariana Chaud ayudó a ordenar las ideas?

MS: Claro. Se adaptó y también nos hizo mejores. Escribió mucho, tiró ideas, defendió algunas que no entraron. Armamos un combo muy poderoso.

¿Qué les gustaba de ella?

DC: Conocíamos su trabajo. Tiene humor, estilo y un modo de actuación que nos cuadra.

¿Son de pensar en el futuro?

GW: El futuro es incertidumbre. No sabemos qué pasará. Este espectáculo es coyuntural, pero quizás funcione en seis años. Por ahora es un estallido. Nunca habíamos tenido una temporada agotada desde el inicio.

MS: Pasa que chicos y chicas jóvenes también se divierten. Eso abre campo para seguir. Hay una tendencia a bastardear lo que fuimos, y esto recupera nuestra historia.

DC: Es increíble lo que sucede en las funciones. El público nos abraza, se saca fotos, nos aplaude. Eso es el mejor homenaje.

GW: Si hay otra obra, surgirá como siempre: tirando ideas hasta que se arma un embudo. Ahora fueron nuestras viudas y recuerdos.

¿Son inspiradas en la realidad?

MX: Son alter egos nuestros. Alguna característica viene de gente que cruzamos, pero son payasas que mejor cuentan nuestra historia.

MS: Fue más que nada para reírnos de nosotros mismos. Miles de personas me dijeron: “Sos mi tía”. Se ve que lo soy (risas).

Chau Macocos

Daniel Casablanca, Martín Salazar, Gabriel Wolf y Marcelo Xicarts. Voz en off Pedro Saborido y la dirección de Mariana Chaud. Sábados y domingos a las 18 Cine Teatro El Plata, Avda. Juan Bautista Alberdi 5765.



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