Hasta los mercados reclaman cambios tras el estallido del plan económico de Caputo

Hasta los mercados reclaman cambios tras el estallido del plan económico de Caputo


El naufragio del plan económico se produjo en el peor momento para el gobierno, justo antes de las elecciones de medio término en las que buscaba revalidar la supuesta base de apoyo popular al “ajuste más grande en la historia de la humanidad” y obtener legisladores suficientes para neutralizar la fiscalización del Congreso.

El impacto electoral del 7S, donde se comprobó que ese respaldo ciudadano era ficticio, precipitó un estallido que tanto podría haberse postergado un tiempo como ocurrido mucho antes. Todos los analistas que vienen marcando desde hace rato las gruesas deficiencias del programa fueron tratados sin piedad como “econochantas”, “mandriles” o “kukas”. El gobierno libertario podrá decir cualquier cosa, menos que no había recibido advertencias de lo que ocurrió.

Ahora, la supervivencia del programa depende de una ayuda externa: un crédito del Tesoro de Estados Unidos. El presidente Javier Milei blanqueó este viernes que “estamos trabajando muy fuertemente en esas negociaciones, estamos muy avanzados. Es cuestión de tiempo, hasta que no esté confirmado no haremos anuncios”.

Sobre esa posibilidad, el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) evaluó que “este escenario puede traer un alivio en las tensiones financieras y una postergación de la reforma en el esquema cambiario, ya que resuelve una de las preocupaciones que está sonando más fuerte, el pago de los vencimientos de deuda en dólares. Sin embargo, dejaría ver la inconsistencia de un programa económico que no funciona sin puentes financieros como lo fueron el blanqueo y el desembolso del FMI. Nuevamente nos encontraríamos con un gobierno que gasta dólares frescos de desembolsos de organismos internacionales con fines electorales”.

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Un giro forzoso

Aun si se concreta esa ayuda, los mercados ya están “priceando” un giro forzoso del plan, con un tipo de cambio muy superior y un riesgo concreto de que no se pueda cumplir con los pagos de deuda pública de los próximos meses.

La inquietud sobre esos temas provocó el abierto desafío al techo de la banda de flotación ($ 1475) y un derrumbe de los bonos soberanos. El riesgo país terminó la semana en 1442 puntos, luego de haber superado con holgura los 1500.

La reacción de las autoridades se limitó a cumplir con lo anunciado: cuando el precio del dólar llegara al techo de la banda, el Banco Central iba a vender divisas; o mejor dicho “comprar pesos”, como quiso disimular el vocero presidencial Manuel Adorni.

Eso le costó al Banco Central patinarse U$S 1110 millones en tres días para defender la paridad. El viernes la entidad debió vender U$S 678 millones, la cifra diaria más alta desde que Mauricio Macri perdió las elecciones en 2019.

Los operadores leen que a este ritmo, lo que está haciendo el Central es rifar los dólares que le entregó el Fondo Monetario Internacional para capitalizar la entidad. El uso de esas divisas para intervenir en el mercado cambiario fue autorizado por la entidad para reducir la volatilidad, no para sostener indefinidamente el tipo de cambio.

El banco británico Barclays señaló que “la Argentina está bajo presión y necesita un cambio macroeconómico convincente”. En un informe a sus clientes, afirmó que el triángulo compuesto por la actividad económica estancada, las tasas reales muy altas y las bajas reservas requiere otra paridad cambiaria, que le permita recuperar la actividad y de paso sumar dólares para atender los fuertes compromisos que se le avecinan.

«Con un tipo de cambio real convincentemente alineado, creemos que el BCRA podría comprar alrededor de 2,2% del PBI (o U$S 17.000 millones) sin generar impulso adicional a la inflación. Un cronograma preestablecido de compras de dólares haría más sólido el compromiso», señaló Barclays. El informe prioriza la acumulación de reservas y desdeña el impacto de una devaluación en el mercado interno.

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Tres alternativas

En el ámbito local, la consultora 1816 (una de las más seguidas en la City) también baraja nuevos escenarios cambiarios para acumular divisas. Se plantean tres alternativas: un tipo de cambio flexible y sin bandas, con compras oficiales discrecionales o bien programadas; un tipo de cambio fijo más alto, que garantice el carry-trade pero con tasas de interés mucho más bajas que las actuales; y un cepo más rígido, al que consideraron “el escenario más improbable pero imposible de descartar del todo”. El primero de ellos, destacan, es “el más probable, el más convencional y el que seguramente prefiera el FMI”.

Como se aprecia, la gran preocupación del mundo financiero es que Argentina cumpla con los pagos de deuda previstos. En enero los bonistas tienen que cobrar U$S 4300 millones, entre amortización e intereses, y la duda es si ese dinero estará disponible. Sobre todo teniendo en cuenta que la factura se repetirá en julio y que en el medio hay más créditos con organismos internacionales y Bopreales que cancelar.

“El riesgo país empezó a subir el día en que Milei dijo ‘yo no compro más reservas’. Y sube cada vez que el gobierno dice ‘estoy dispuesto a vender reservas para mantener el techo’. Porque los inversores dicen: lo estás haciendo con la mía, con los dólares que me tenés que pagar a mí”, sostuvo Emmanuel Alvarez Agis en un streaming. El ex viceministro de Economía también planteó la conveniencia de que el gobierno encare las modificaciones al plan antes de que sea tarde: “Si Milei pierde la elección ostensiblemente y el mercado hace la corrección, eso es muy peligroso, porque vamos a ver un presidente que no está en control de muchas de las variables que tenés que alinear con la fuerza de la política. Una corrección cambiaria en medio de debilidad política es muy peligrosa”.

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El default tan temido

Así, el temor a un default volvió a hacerse presente. “De más está decir que vamos a honrar todas las deudas, como lo hemos venido haciendo desde que asumimos, aún con muchos menos recursos que ahora”, expresó Caputo en las redes sociales.

Otras voces cercanas al gobierno no fueron tan contundentes. Juan Carlos De Pablo, uno de los economistas más respetados por Milei, planteó en una entrevista con El Destape Web dos posibilidades: canje de bonos o incumplimiento. “El gobierno deberá convencer a los actuales tenedores de cambiar títulos por otros y, si no, declarar el default. No hay mucha alternativa”, advirtió De Pablo. Y le quitó dramatismo: «¿Qué tiene de sorprendente que si el gobierno no tiene para las renovaciones (de deuda) tenga que hacer un corte de manga?». «

La apuesta a la ayuda de Trump

La Cancillería confirmó oficialmente la reunión que tendrán este martes los presidentes Donald Trump y Javier Milei. Será en el marco de la visita de este último a los Estados Unidos para participar de la Asamblea General de la ONU.
A la luz de las declaraciones de Milei, se descuenta que uno de los temas a tratar será la ayuda económica que está gestionando el gobierno argentino. La misma podría materializarse a través del Fondo de Estabilización Cambiaria del Tesoro (FSE), una línea de crédito que esa Secretaría habilita para casos de inestabilidad financiera.
La modalidad que contempla esa operatoria es un swap o intercambio de monedas, similar al que el gobierno argentino realizó hace algunos años con su par de la República Popular de China. Eso permitiría tener depositada una cantidad de dólares en el Banco Central para reforzar las reservas y eventualmente utilizarlas, previa autorización de la contraparte y bajo una tasa de interés determinada. El economista Hernán Letcher, del CEPA, recordó que «según registros del Tesoro, Argentina usó el Fondo de Estabilización Cambiaria en 1995 por U$S 1000 millones, como garantía de un crédito del BIS, y en los años ’80 por montos menores».

El FMI espera a Caputo con caras nuevas

El ministro de Economía, Luis Caputo, viajará el mes que viene a Washington para participar de la asamblea conjunta del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que se realizará del 13 al 18 de octubre. Este encuentro que se efectúa de manera semestral reúne a líderes de todo el mundo para discutir desafíos económicos globales, la implementación de políticas y el futuro del sistema financiero
internacional.
En la ocasión, Caputo se encontrará con caras nuevas. Junto a Kristalina Georgieva, la directora gerente, estará sentado Dan Katz, quien fue propuesto como director adjunto de la entidad por el gobierno de Estados Unidos, que en el reparto de poder preestablecido es quien designa al número 2 de la entidad.
Katz se desempeñaba hasta ahora como jefe de Gabinete del Departamento del Tesoro de su país y ocupará el lugar de Gita Gopinath, quien hasta hace poco monitoreaba de manera casi personal el acuerdo con Argentina.
Del mismo modo, el Fondo informó cambios en el Departamento del Hemisferio Occidental, encargado directamente de la relación con el país. El británico Nigel Chalk, economista de carrera de la entidad, reemplazará en ese puesto al chileno Rodrigo Valdés, quien había mantenido varios chisporroteos con la administración de Javier Milei.



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