el gobierno espera lo que hará Bessent

el gobierno espera lo que hará Bessent


Los enérgicos tuits del secretario del Tesoro, Scott Bessent, despejaron cualquier duda política: Estados Unidos no dejará caer al gobierno libertario. “El presidente Javier Milei está restaurando la estabilidad económica después de décadas de desmanejos en Argentina. El Tesoro de Estados Unidos está resuelto a apoyar sus reformas”, sostuvo en sus mensajes en la red X.

Las publicaciones restauraron, al menos en parte, la calma y las expectativas de un mercado que unos días antes había huido despavorido de los activos argentinos y había emprendido una carrera hacia el dólar, ante la perspectiva de que el plan económico estaba naufragando y de que las autoridades locales habían perdido el control de la situación.

“Qué se puede agregar más que, thank you Secretary @SecScottBessent. Argentinos, empieza una nueva era. A trabajar todos juntos para hacer nuestro país grande nuevamente”, escribió en sus redes sociales Luis Caputo, en un giro plagado de espanglish, arrobas y eslóganes baratos al estilo de Donald Trump. El ministro de Economía quedó relegado como timonel del programa: de las “masterclass” que le adjudicaban sus fans tuiteros hasta hace pocos días, pasó a esperar órdenes directas de Washington.

Quizá Caputo sepa cuáles son los próximos pasos que dará Bessent en su nuevo rol de virtual interventor del gobierno argentino. Por ahora, los operadores no los conocen. A juzgar por los anuncios, hay varias vías de acción posibles sobre la mesa y según la decisión que se tome, el impacto en las instituciones locales y el camino que se abrirá para los próximos meses será diferente.

Un swap sí, otro no

¿La ayuda prometida consistirá acaso en un swap de monedas? El término se puso de moda en el ámbito local desde que el gobierno chino celebró un acuerdo similar con el kichnerismo, en 2009, renovado luego en varias ocasiones. Básicamente, la operatoria consiste en que dos partes (gobiernos, bancos, empresas) se comprometen a cambiar divisas o dinero en ciertas fechas. En este caso, el Banco Central y la Reserva Federal intercambiarían pesos y dólares. Estos últimos pasarían a engrosar las reservas brutas del Central, aunque no las netas, porque contablemente esas divisas están “alquiladas” y se deberían devolver al finalizar el acuerdo.

La experiencia reciente indica que para el Banco Central, tener alrededor de 130 mil millones de yuanes (cerca de 20 mil millones de dólares) no le sirvió de gran cosa. En algún momento, eso sí, pudo activar una parte de esa suma, a cambio de una tasa de interés, para pagar importaciones chinas. Pero no solucionó la debilidad endémica del organismo. O por lo menos, no es lo que percibieron los mercados, que ensayaron una y otra corrida contra el peso.

Para China, en cambio, el intercambio de monedas sirvió para extender su influencia en las relaciones políticas y económicas con Argentina. Por eso al Tesoro estadounidense le agrada la alternativa del swap, sobre todo porque una de las condiciones para otorgarlo sería precisamente cancelar el hasta ahora vigente con el gobierno de Xi Jinping. Ya lo dijo Peter Lamelas, el embajador designado por Trump: su objetivo en el país será “vigilar que no hagan acuerdos con los chinos”.

Bonos y riesgos

En cambio, la alternativa de compra de bonos por parte del gobierno estadounidense tendría un impacto mucho más directo. Una adquisición primaria (es decir, que el gobierno argentino emita un bono y el de Estados Unidos lo adquiera) significaría una fuente de financiamiento casi directo. Una secundaria (que el Tesoro estadounidense los compre en el mercado abierto) implicaría una suba sustancial en el precio de esos títulos, bajando el riesgo país.

De esa manera, las futuras emisiones no requerirían de un interés tan alto para ser aceptadas por los inversores. Además, se abriría un camino más largo y duradero: que Argentina pueda acceder a los mercados internacionales de crédito para “rollear” los vencimientos de los títulos ya emitidos: los bonos más cortos vencen en 2030 y suponen una deuda nominal que fuentes bursátiles estimaron en U$S 29.000 millones.

La tercera alternativa que se baraja es un préstamo directo del Tesoro estadounidense, a través suyo o del Fondo de Estabilización Financiera. Implicaría transferir dólares de manera directa, con cronograma y condiciones de devolución. El que cargaría con más problemas en este caso es el propio gobierno de Estados Unidos, no sólo por el riesgo de incumplimiento sino por las resistencias internas que podría suscitar.

“Bessent está ‘putting US money at risk’ (poniendo en riesgo dinero estadounidense) con un paquete de hasta 20.000 millones de dólares si las condiciones macroeconómicas de la Argentina no cambian rápidamente. La apuesta refleja confianza política en Milei, pero los riesgos financieros son elevados”, analizó la agencia Bloomberg sobre esta posibilidad.

“El Tesoro está preparado para hacer lo que sea necesario”, dijo el secretario. Más que nunca, el gobierno está atado a lo que resuelvan desde Estados Unidos.

El FMI insiste en un ajuste «significativo»

El Fondo Monetario, acreedor del gobierno argentino en alrededor de U$S 60.000 millones, celebró la intervención directa de Estados Unidos para salvar al gobierno de Javier Milei.Además, su directora gerente, Kristalina Georgieva, pidió mantener el rumbo «para que los cambios sean irreversibles».

En un reportaje con la cadena televisiva CNN, Georgieva dio «la bienvenida a los Estados Unidos, al Banco Mundial y al BID que vienen con apoyo. Hemos estado en estrecho contacto. Sus intereses y los nuestros están alineados. Estados Unidos es el mayor accionista del FMI», recordó.

También afirmó que «Argentina es un país fabuloso. Si tan sólo consiguiera poner en orden su macroeconomía…La magnitud del ajuste que debe realizarse en Argentina es muy significativa. Bajar la inflación, levantar la actividad económica, bajar la pobreza».

Además insistió en la remanida agenda del Fondo sobre los cambios estructurales: «Lo que queremos es ver a Argentina manteniendo el rumbo hacia la estabilización macro y sosteniendo buenas políticas durante todo el tiempo suficiente para que luego sean irreversibles».



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