En Misiones vivimos una paradoja dolorosa: producimos madera, yerba mate, té, tabaco y alimentos que llegan a todos los rincones del país e incluso al exterior, pero seguimos desconectados de la infraestructura energética básica que tendría que sostener ese desarrollo.
A apenas 80 kilómetros de Yacyretá, una de las principales represas del país que aporta hasta un 20% de la energía eléctrica nacional, no contamos con la disponibilidad suficiente de electricidad para la industria. Y lo que es aún más grave: nunca fuimos conectados a la red de gas natural.
Esto nos obliga a depender de garrafas, combustibles líquidos que pagamos hasta un 10% más caros que en Capital Federal, o biomasa —residuos de la madera— para procesos de secado de yerba, té y madera. El resultado es doblemente negativo: productos con impurezas que muchas veces deben ser descartados y costos de producción más altos que nos restan competitividad frente al resto del país.
Asimetrías que nos dejan afuera
La falta de gas natural es mucho más que un problema energético: es una muestra clara de la asimetría federal. Los gasoductos proyectados hasta hoy priorizan la exportación hacia Brasil, llegando hasta Paso de los Libres, a solo 320 km de nuestra frontera. Sin embargo, Misiones quedó excluida de esos planes.
Pedimos simplemente pertenecer. Contar con una opción energética moderna y competitiva. No es un reclamo caprichoso: se trata de poner a disposición de la industria misionera las mismas condiciones que tienen otras regiones del país.
Una crisis que golpea al productor
A esta situación se suma el debilitamiento del Instituto Nacional de la Yerba Mate. Al quitarle sus facultades regulatorias, se abandonó a miles de pequeños productores que dependen de precios sostén para sostener sus economías familiares. En Misiones la unidad productiva promedio ronda apenas las 10 hectáreas. Sin un marco regulatorio, quedan a merced de un puñado de grandes industrias y supermercados que fijan los precios según su conveniencia.
El impacto social es enorme. No hablamos solo de números: hablamos de familias que pierden ingresos, de comunidades que ven amenazado su futuro.

El potencial estratégico de Misiones
Misiones tiene una localización privilegiada: somos la única provincia con el 90% de su frontera internacional. Estamos a pocos kilómetros de Paraguay y del sur industrial de Brasil. En un radio de 1.300 km, alcanzamos un mercado de 30 a 40 millones de habitantes.
Tenemos todo para ser plataforma de exportación al Mercosur y al mundo, pero nos falta lo más básico: energía competitiva, rutas nacionales en buen estado, políticas que acompañen la producción en lugar de abandonarla.
Una invitación y un llamado
Misiones no puede ser reducida a un destino turístico, aunque el turismo es fundamental. Las Cataratas del Iguazú, el Salto del Moconá, las ruinas jesuíticas de San Ignacio y tantos otros paisajes son patrimonio de la humanidad. Pero además de su belleza natural, Misiones produce y trabaja por un desarrollo industrial que incluya a todos.
Necesitamos decisión política federal para integrarnos de una vez por todas al sistema energético y logístico nacional. No queremos privilegios, queremos igualdad de condiciones.
Si Misiones se desarrolla, gana la Argentina entera.
*Presidente del Movimiento Industrial Misionero