“Me entristece mucho que pibes de 20 años eleven a Galperín a la categoría de prócer”

“Me entristece mucho que pibes de 20 años eleven a Galperín a la categoría de prócer”


Veinticinco años después de su último disco de estudio, Fulanos de nadie (2000), Los Caballeros de la Quema decidieron volver al ruedo con Fiesta de zombis, un álbum de canciones nuevas que marca un regreso distinto al de tantas bandas que solo se reencuentran para girar con sus viejos hits. El grupo liderado por Iván Noble se planta con un puñado de canciones que no se entregan a  la añoranza: retoman su sello de letras filosas, entre lo barrial y lo poético, y lo desarrollan con una mirada sobre el paso del tiempo, la rutina y los nuevos códigos sociales. En lugar de aferrarse al recuerdo, Los Caballeros se animan a escribir otro capítulo de su historia.

La banda de Morón se separó en 2001, golpeada por la muerte inesperada de su tecladista, Ariel Garfield Caldara. Durante más de 15 años, cada integrante siguió su propio camino. Noble consolidó una carrera solista, hasta que en 2017 se reunieron en el Estadio Único de La Plata. Ese regreso encendió la chispa. Siguieron otros shows, un Luna Park en 2023 y festivales en todo el país, que confirmaron que su público seguía ahí, fiel y expectante.

Ahora llegó una apuesta mayor: su primer disco de estudio en un cuarto de siglo. En Fiesta de zombis se escucha a un grupo maduro pero todavía vital, capaz de cruzar reggae, rock y milonga sin perder identidad. Ese regreso no es un revival vacío, sino la confirmación de que la banda del oeste bonaerense conserva la potencia para hablar del presente con la misma intensidad con que retrató los ’90.

Iván Noble: “Me entristece mucho que pibes de 20 años eleven a Galperín a la categoría de prócer”

Noble no tenía en sus planes este disco. Estaba  embarcado en su papel de escritor con el libro El doctor Álvarez contra los All Blacks, publicado este mismo año. “Pero me convencieron”, explica a Tiempo. “Yo venía en un momento de rebalanceo respecto a las canciones. Hace un tiempo estaba un poco aburrido y me parecía saludable decir: por ahora no tengo más nada que cantar porque no tengo mucho más que contar”.

Pero, reconoce, “lo de Caballeros es especial”. Hace 25 años que no hacían canciones nuevas, pero los shows esporádicos eran muy celebrados por su público. “Eso decantó en que, de a poco, los chicos de la banda me mostraran músicas que tenían. Yo, en principio, estaba un poco reacio a intentar ponerles letras, porque me parecía que cuando una banda estableció un vínculo muy profundo con mucha gente durante mucho tiempo, y un puñado de sus canciones tiene un anclaje emocional grande, difícilmente algo nuevo que uno haga tanto tiempo después pueda alcanzar ese estatus”.

Pero la madurez de sus 57 años pudo más: “También pensé que son cálculos absurdos y que no hay por qué hacerlos, que las canciones se hacen y son botellas al mar. Y después, si la gente las disfruta más, menos, poco o mucho tiempo, no es tan importante a esta altura”.

Iván Noble: “Me entristece mucho que pibes de 20 años eleven a Galperín a la categoría de prócer”

El título del disco es el de una de las canciones, pero también se puede leer como una referencia al presente de los argentinos. “La canción en sí no tiene nada que ver con la actualidad. Es una viñeta exagerada de una fiesta que hubo en mi casa. Pero yo creo que el hablar no es inocente y que algunos títulos tampoco”, confiesa el cantante.

El nuevo álbum de Los Caballeros de la Quema reúne once canciones que condensan el ADN del grupo, entre la ironía, la ternura y la crítica social. “Otro día en la oficina” abre el disco como un manifiesto: el viejo espíritu callejero de la banda ahora enfrenta la rutina y el desgaste del tiempo, con riffs enérgicos y un estribillo contagioso. “Y acá me ves” recupera la veta más baladística y romántica de Noble, con antihéroes que buscan abrazos en la intemperie. “Alma de mocasín” dispara contra el medio pelo argentino y las aspiraciones superficiales de cierta juventud, con un riff de aire blusero y una sección de vientos que potencia el clima.

“Milonga rota”, por su parte, es una de las grandes sorpresas: una crónica tanguera de la calle Corrientes, entre Arlt y Discépolo, que expande el universo sonoro de la banda. “Fiesta de zombis” -la canción- se construye como un reggae festivo con letra grotesca y delirante. “Tanto vino bajo el puente” suena confesional, con frases sobre el paso del tiempo y lo poco que queda por perder, con ecos del Andrés Calamaro más reflexivo.

Iván Noble: “Me entristece mucho que pibes de 20 años eleven a Galperín a la categoría de prócer”

“Vuelven los cuervos” es el tema más político: oscuro, con un bajo demoledor y una advertencia contra el regreso de viejas recetas neoliberales. “No empujen el río” aporta un respiro lúdico y festivo, con espíritu barrial y un estribillo pegadizo. “Es hora” baja la intensidad, con guitarras acústicas y tono introspectivo, casi un puente hacia el final. “Todo va a pasar” es la gran balada del disco: melancólica, esperanzadora y marcada por el tema central de la obra, el tiempo. Como bonus, “Costumbres argentinas”, el clásico de Los Abuelos de la Nada, recibe una lectura rockera, que funciona como guiño a la tradición y, a la vez, como declaración de principios.

El 10 de octubre Los Caballeros de la Quema presentarán Fiesta de zombies en el Movistar Arena en un show que promete articular las canciones nuevas con los clásicos de los ’90 que marcaron a toda una generación. Con Noble al frente, y la formación que completan Pablo Guerra (guitarras, coros), Martín Méndez (guitarras y coros), Javier Cavo (batería) y Pato Castillo (bajo), la banda prepara una noche especial en la que convivirán la nostalgia y la renovación: un repaso por “Avanti morocha”, “Patri”, “Hasta estallar” y “Otro jueves cobarde”, junto con los estrenos.

Antes de fin de año hay algunas fechas más en provincias. Qué pasará después aún no está claro. “Siempre somos cortoplacistas. Nos dio mucha ganas de hacer el disco. Nos gusta mucho cómo quedó. Elegimos hacer cuatro o cinco shows antes de que termine el año. Después veremos qué pasa. Tampoco hay tanta proyección”, dice Noble, que se convirtió en un referente importante del debate público, casi sin quererlo.

Iván Noble: “Me entristece mucho que pibes de 20 años eleven a Galperín a la categoría de prócer”

Al músico y escritor le gusta participar sobre todo desde la red social X. “Supongo que es mi sangre tana la que hace que sea medio calentón. Hay tipos que se dedican a la música que deciden no participar de esa discusión pública porque los perjudica, venden menos tickets. Pero decidí que no me importa. A los 50 y casi ocho años puedo darme el lujo de no agradarle a todo el mundo. De no pensar en esos términos especulativos y de no ser un tipo que quiere agradar todo el tiempo. La verdad es que no tengo muchas ganas. O mejor dicho, prefiero agradar a los que me agradan, y eso, en general, sucede. Y, en general, los tipos que me desagradan tienen el mismo desprecio por mí que yo tengo por ellos, lo cual me parece bien. Los desprecios simétricos también son una forma de pararse en la vida”.

Para Noble, es un error que los artistas se tomen demasiado en serio, y desconfía de los discursos que dicen que la música puede cambiar el mundo. “Eso, en general, no ocurre. Lo que sí ocurre en momentos oscuros, de mucha angustia, es que canciones, películas o libros son un refugio y un abrigo, como decía Spinetta, contra todos los males de este mundo. Pueden serlo al menos. Igual que el vino, los amigos, los amores. En los momentos de derrumbe, uno se aferra a la gente que quiere y a la belleza. Pero uno no puede decir: mis canciones en este momento van a ayudar mucho a la gente. Que la gente haga lo que quiera con tus canciones. Y si los abrigan y los acompañan, y si son banda de sonido de borracheras, encuentros o abrazos, mejor”.

Sobre la actualidad argentina, admite que él es un privilegiado. “Pero nunca pierdo de vista que hay todo un ejército de gente que hace música y la pasa muy mal. Lo que más me alarma es que, en estos años, se instaló una especie de estado de sospecha alrededor de quienes hacen música o de los actores. Pareciera que un tipo que agarra una guitarra o un tipo que hace una película le está robando la polenta a los pibes del Chaco. Eso es una canallada y un analfabetismo tan grande que uno trata de no entrar en esa discusión porque es darle entidad. Pero, lamentablemente, se instaló la idea de que los artistas son garrapatas del sistema. Me entristece mucho que pibes de 20 años crean que hay que cerrar el Incaa y eleven a la categoría de prócer a (Marcos) Galperín. Es una mirada de la vida tristísima. Pero bueno, cada época tiene su espíritu. Esto excede a la Argentina”.

¿Cuándo?

Los Caballeros de la Quema se presentarán el 10 de octubre a las 21 en el Movistar Arena, Humboldt 450 (CABA).

Fiesta de zombis – Los Caballeros de la Quema

  1. «Otro día en la oficina».
  2. «Y acá me ves».
  3. «Alma de mocasín».
  4. «Milonga rota».
  5. «Fiesta de zombis».
  6. «Tanto vino bajo el puente».
  7. «Vuelven los cuervos».
  8. «No empujen el río».
  9. «Es hora».
  10. «Todo va a pasar».
  11. «Costumbres argentinas» (Los Abuelos de la Nada).

El doctor Álvarez contra los All Blacks, el Iván Noble

Iván Noble: “Me entristece mucho que pibes de 20 años eleven a Galperín a la categoría de prócer”

Iván Noble sueña con seguir escribiendo tras la buena repercusión de su debut literario, El doctor Álvarez contra los All Blacks, en el que narra los últimos meses de vida de su padre.

“Yo venía amenazándome con, de una vez por todas, tener un poco más de disciplina, convicción y fe a la hora de decir: quiero escribir otra cosa que no sean canciones. Había publicado un libro de relatos, Como el cangrejo, pero tenían que ver con mi oficio, porque era una especie de diario de gira. Tenía ganas de narrativa, pero corríéndome lo más posible de mi oficio musical. Y lo de mi viejo fue un momento en que me di cuenta de que, si quería escribir desde las tripas, iba a escribir sobre eso. Empecé a tomar notas. Y terminó siendo el libro”, puntualiza Noble.

Si bien los primeros lectores fueron, estima, seguidores de la banda, el público se amplió: “Mucha gente me escribe y no necesariamente es fan de mis canciones. Me pasó algo que tal vez sea obvio, pero que no deja de emocionarme: gente escribiéndome desde su propio periplo de angustias. Y, si bien de ninguna manera la intención era que sea un libro de autoayuda, a mucha gente que transitó o transita situaciones parecidas el libro le hace compañía”.



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