el evangelio del ruido y la consagración de Lemmy como la eterna reserva moral del rock & roll

el evangelio del ruido y la consagración de Lemmy como la eterna reserva moral del rock & roll


En noviembre de 1980, mientras el punk se desangraba y el heavy metal se ajustaba el chaleco de cuero, tres tipos en Londres encendían el motor de algo que no era del todo ninguno de los dos. Ace of Spades, el cuarto disco de Motörhead, se lanzó el 8 de noviembre de aquel año y todavía hoy suena como un golpe en la mandíbula. Lemmy Kilmister al frente, con su bajo distorsionado como una motosierra oxidada; “Fast” Eddie Clarke a la guitarra; Phil “Philthy Animal” Taylor en la batería. Tres hombres, una fórmula: ruido, velocidad y una honestidad brutal.

“Ace of Spades”, de Motörhead: el evangelio del ruido y la consagración de Lemmy como la eterna reserva moral del rock & roll
Lemmy, grande entre lso grandes.

El disco abre con “Ace of Spades”, la canción que se volvió mito antes de ser clásico. Lemmy escupe versos sobre apuestas, perdición y orgullo con el mismo espíritu con que vivió: “You know I’m born to lose / and gambling’s for fools”. La frase, medio lema y medio epitafio, condensa la ética Motörhead: vivir rápido, tocar fuerte y no pedir disculpas. En 1980, esa energía era un cortocircuito entre la agresión del punk y la densidad metálica de Judas Priest o Black Sabbath. Lemmy venía justamente de tocar con los Hawkwind, una banda psicodélica, pero él quería algo más sucio, más directo. Y Ace of Spades fue eso: el manifiesto de la mugre.

“Ace of Spades”, de Motörhead: el evangelio del ruido y la consagración de Lemmy como la eterna reserva moral del rock & roll
El arte de la elegancia.

En los surcos del vinilo, cada tema es una explosión de dos o tres minutos, sin relleno. “Love Me Like a Reptile” es pura lubricación y riffs veloces; “Shoot You in the Back” suena a western motorizado; “(We Are) The Road Crew” celebra a la tropa que arma y desarma el escenario como si se tratara de una hermandad de guerra. En “The Chase Is Better Than the Catch”, Lemmy redefine el amor como persecución: el deseo, más que el resultado. El sonido, producido por Vic Maile, tiene un filo de garage y precisión de metrónomo, pero sin perder el caos que hacía que Motörhead sonara vivo.

Lo extraordinario de Ace of Spades es que, con el paso del tiempo, su salvajismo no envejeció. Al contrario: parece cada vez más urgente. Fue el puente entre el rock bastardo de los setenta y el metal extremo que llegaría con Metallica, Slayer o Anthrax. Los músicos de esas bandas lo reconocen como la chispa inicial. Pero Lemmy nunca quiso ser ni punk ni metalero: “Nosotros somos Motörhead, y tocamos rock’n’roll”, decía, con una convicción que desarmaba cualquier etiqueta.

“Ace of Spades”, de Motörhead: el evangelio del ruido y la consagración de Lemmy como la eterna reserva moral del rock & roll
Los más rápidos del oeste, el este, el norte y el sur.

La tapa del disco, con los tres en el desierto, vestidos como forajidos del Viejo Oeste, es también una declaración estética: Motörhead como una pandilla atemporal, sin patria ni género, empuñando instrumentos como armas. Cuatro décadas y media después, ese imaginario sigue siendo irresistible. Hay algo casi cinematográfico en la figura de Lemmy: el bigote, el sombrero, la botella de Jack Daniels como extensión del bajo Rickenbacker.

“Ace of Spades”, de Motörhead: el evangelio del ruido y la consagración de Lemmy como la eterna reserva moral del rock & roll
Lemmy, a dos manos.

En vivo, Ace of Spades se transformó en ritual. Ningún recital terminaba sin ese riff inicial, que funcionaba como una contraseña entre los fieles. Cuando Lemmy murió en 2015, apenas cuatro días después de cumplir 70 años, la canción sonó en todo el mundo como despedida. No había tristeza en ella, sino la euforia de quien jugó su última mano sin arrepentimientos.

Hoy, a 45 años de su lanzamiento, el disco sigue siendo un recordatorio de que el rock puede ser tan peligroso como divertido. En tiempos donde todo tiende a suavizarse, Ace of Spades sigue oliendo a polvo, a nafta y a whisky barato. No es nostalgia: es resistencia. Motörhead fue una banda que convirtió el ruido en identidad y la velocidad en una forma de fe. Y Lemmy, su profeta, dejó un evangelio grabado a todo volumen.

Ace of Spades – Motörhead (1980)

“Ace of Spades”, de Motörhead: el evangelio del ruido y la consagración de Lemmy como la eterna reserva moral del rock & roll

Lado A:

  1. “Ace of Spades” – 2:48
  2. “Love Me Like a Reptile” – 3:23
  3. “Shoot You in the Back” – 2:39
  4. “Live to Win” – 3:37
  5. “Fast and Loose” – 3:23
  6. “(We Are) The Road Crew” – 3:12

Lado B:
7. “Fire, Fire” – 2:44
8. “Jailbait” – 3:33
9. “Dance” – 2:38
10. “Bite the Bullet” – 1:38
11. “The Chase Is Better Than the Catch” – 4:18
12. “The Hammer” – 2:48



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