Con una caída mensual superior al 9%, septiembre fue el peor mes del año para el consumo de las familias. La conclusión es del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE), que releva la actividad de los almacenes de Córdoba, pero sintoniza con la caída de las ventas minoristas a nivel país.
La reactivación de la economía no asoma, y los sectores que podrían ser la base de un cambio de rumbo con sentido positivo, como la construcción, la industria y el comercio, siguen reposando en lugares marginales del interés del gobierno de La Libertad Avanza, que por estas horas lucha para llegar a las elecciones de medio término lo menos golpeado posible por los escándalos de corrupción que envolvieron a varios de sus referentes en los últimos meses.
Para complicar más el cuadro general, octubre empezó con la inestabilidad del mercado cambiario sin resolver y con anuncios de aumentos de servicios varios, un combo que trenza a los proveedores de alimentos y otros productos de consumo masivo con los comercios, en una puja por los traslados de las subas a los precios finales. Del otro lado del mostrador están los consumidores, por los que nadie quiere poner la cara.
Traslado
Algunos de esos aumentos, como los de la energía y otros insumos, hacen a los costos de las empresas y van a ir a las góndolas y mostradores. De hecho, el mes pasado el traslado se empezó a registrar y la inflación se acercó al 2%, rompiendo la tendencia al enfriamiento de los meses anteriores, el único dato relativamente positivo con el que la administración libertaria llega a los comicios de octubre.
Además de la suba de los costos energéticos, a los consumidores les pega el incremento del transporte público de pasajeros, que impactará en toda el Área Urbana de Buenos Aires (AMBA); el de los peajes en territorio porteño; el de los alquileres, aunque este aumento desaceleró en los últimos meses; en los precios de los planes de medicina prepaga, que en algunos casos suben más que la inflación; y las cuotas de los colegios privados, que se ajustarán 2,1% en la Ciudad de Buenos Aires.
Adicionalmente, las empresas de telecomunicaciones, televisión paga e internet reportaron a que elevarán sus precios un 3% este mes. Es de esperar que las petroleras continúen encareciendo sus combustibles, sin obligación de informar el día ni la magnitud de la suba a sus clientes, gracias al beneficio que le otorgó el gobierno a través de la Resolución 171/25.
El aumento de los combustibles también presiona sobre los precios de los alimentos, bebidas, productos de limpieza y tocador, la oferta básica de los comercios barriales. La combinación achica el margen de salario que las familias destinan a la compra diaria en el comercio local.
Incertidumbre
El referente de los almaceneros bonaerenses, Fernando Savore, dio cuenta de señales de agotamiento cada vez más evidentes en el trato con el cliente. La actividad se mantiene en niveles bajos después de que los comercios bajaron deliberadamente el nivel de la oferta, de primeras marcas a segundas y terceras marcas; de proveedores número uno del mercado a proveedores pyme: “La gente dejó de ser marquista -definió-. Hoy llevar la marca conocida es secundario y comprar la desconocida puede ser hasta novedoso para los parámetros de la familia argentina, pero en realidad habla del límite del dinero, de hasta dónde rinde el bolsillo”.
La baja de peldaños en términos de consumo fue una constante desde el cambio de paradigma económico a fines de 2023. El primer tramo del ajuste de Milei se ejecutó con niveles de tolerancia que se pueden relacionar a la parcialidad libertaria y otros simpatizantes, pero 22 meses después el rigor es insoportable para la mayoría.
Los escándalos de funcionarios oficiales que trascienden lo económico agravaron la temperatura ambiente y el cansancio general. En el trato cotidiano con los vecinos, el comerciante percibe que los sucesos recientes “están causando un dolor muy fuerte dentro de la comunidad, en el vecino, en el consumidor. La frase que define la situación es ‘mucha incertidumbre’”.
Cambio rotundo
Moiguer Consultora Estratégica le puso números a la percepción en su estudio Social Mood III correspondiente al tercer trimestre de 2025.
El estudio señala que en ese período se produjo un cambio del humor social basado en un quiebre de las expectativas que sostenían el entusiasmo de 2023.
En ese momento la percepción del presente era negativa para un 70% de encuestados mientras que la idea del futuro era positiva para el 39%. En el primer trimestre de 2025 la percepción del presente había bajado su negatividad al 37% mientras que la confianza a futuro había aumentado para el 52%. En el tercer trimestre de este año, la sensación negativa del presente volvió a aumentar al 46% y la esperanza en un futuro positivo bajó al 44%.
La expectativa dio un vuelco rotundo a pesar de que el cambio de condiciones objetivas no cambió tanto. Para Moiguer, lo que se modificó es la mirada, que el futuro dejó de compensar al presente.
El nuevo mood sintoniza con las palabras que más circulan: “recesión”, “crisis” e “inestabilidad” pasaron a ocupar el lugar que seis meses antes dominaban los términos “esperanza”, “estabilidad” y “crecimiento”. «
Dos realidades
En paralelo a la caída de las ventas de alimentos, bebidas y otros productos de consumo masivo, se registra un aumento de otros bienes y servicios, como vehículos, propiedades y turismo internacional, que dan cuenta de dos tipos de consumos y de dos realidades dentro de un mismo país pero que no alcanzan para subir el promedio general.
Para el economista Guillermo Olivetto, titular de la Consultora W, los sectores que muestran buenos números son dinamizados por las clases altas, medias altas, medias y por un porcentaje ínfimo de las medias bajas: “Es el 30% de la población con ingresos en blanco, con salarios que duplicaron la inflación y que se duplicaron en dólares por la estabilidad cambiaria que tuvimos, y que además tiene acceso al crédito”, dijo a Radio del Plata.
En cambio, las ventas de autoservicios, mayoristas, supermercados y farmacias vienen en picada. “Allí están la clase media baja y la clase baja, para las que antes el mes terminaba el día 20 y hoy termina el día 12”, concluyó.